Las acciones que realice en las próximas horas el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, serán decisivas para conocer cuál será realmente su política contra el crimen organizado.
El chantaje, a través de actos de terrorismo y violencia extrema, no se ha hecho esperar. Criminales armados que atemorizan a estudiantes en una universidad; encapuchados que toman canales de televisión “en vivo” durante un noticiero; vehículos en los que calcinan a víctimas civiles; motines en las cárceles y videos donde matan a elementos de la fuerza pública, son sólo algunas de las repudiables acciones que realizaron los integrantes de 22 grupos criminales.
Daniel Noboa comenzará a transitar por un caudal que tiene por extremos los gobiernos de Nayib Bukele, quien aplicó en El Salvador una política extrema en donde los derechos humanos de los pandilleros simplemente se eliminaron por decreto. Las penas carcelarias, las condiciones en las prisiones y la ola de detenciones han sido aplaudidas por muchos al lograr reducir los índices de violencia y de homicidios. También han sido duramente criticados por defensores de derechos humanos.
En el otro extremo, Daniel Noboa podrá ver a un gobierno donde su presidente se doblega ante los narcotraficantes y confiesa que solicitó liberar al hijo de un capo. Andrés Manuel López Obrador con su política de abrazos, no balazos, ha incrementado los índices de inseguridad. La ola de violencia que azota a México ocasiona que una vez al mes, cuando menos, tengamos casos de masacres, levantones o actos terroristas.
El presidente ecuatoriano, al parecer aplicará mano dura. Ha firmado el decreto 111, desplegó a miles de militares y difunde imágenes de los detenidos tras los hechos violentos. Marcar como objetivos terroristas a los 22 grupos criminales que operan en su territorio, parece ser un buen comienzo.
Hasta hace unos años, una década cuando mucho, el país era un sitio con aceptable seguridad, pero la inacción de sus autoridades generó que los líderes criminales se apoderaran de las calles e impusieran sus normas, por eso nadar de muertito ya no es opción.
Mientras escribo esta columna, desde Ecuador se informa que los policías y militares que hagan uso de la fuerza durante el conflicto armado contarán con amnistías e indultos.
Deberá México estar atento al desarrollo de este conflicto armado interno, como lo llamaron en Ecuador, en una de esas entendemos que acusar a los delincuentes con sus mamás no es el camino para la pacificación del país.
El berrinche de Marko
Muy caro le resultó al panista revelar el acuerdo político-electoral que firmó con el PRI en 2023.
En su arrebato, Marko Cortés no se dio cuenta que “transparentar” el documento también dilapidó el discurso de la oposición, pues la negociación de un magistrado y seis notarías, queda muy lejos de todo lo que han pregonado.
Marko y Alito se han encargado de ir dinamitando la alianza opositora, son ellos los principales personajes que han debilitado a sus precandidatos y serán también los lastres más grandes de quienes compitan contra Morena.
¿Encontrarán los panistas y los priístas reales, la manera de distanciarse de este par de pillos?
Veremos y diremos.