Todo se puede hacer en la vida, con método. En los apoyos agropecuarios gubernamentales el método se resume en dos: reglas de operación y timing.
Como todo inicio de año, el Diario Oficial de la Federación se engalanó con las reglas de docenas de programas. Es decir, todos los detalles operativos de cómo se gastarán los dineros asignados a los programas federales.
Aunque la diferencia entre el 31 de diciembre y el 1 de enero es una convención social, este año es electoral. Y para el campo esto significa todo. Predicamos con un ejemplo.
Uno de los programas estelares del gobierno es Producción para el Bienestar, con una generosa bolsa de 16 mil millones. Estelar por ser de los que tiene más presupuesto, no por resultados, aclarando.
Las reglas de este programa son un intrincado arreglo burocrático. Que se paga tanto por sembrar tal cosa, pero solo si tienes tal superficie y la riegas de esta manera. Engorroso como leer un manual, pero necesario para que todo funcione. El número más importante sin duda son los $6,400 para los productores de granos de temporal con predios de no más de tres hectáreas. Número importante por ser 400 pesos más que el año pasado… para el porcentaje electoralmente más sabroso dentro del programa.
Y aquí es donde entra lo goloso del año, ya que por normativa todos los apoyos deberían ser entregados antes de que comience la temporada electoral.
El mismo programa de Producción para el Bienestar —diseñado para pequeños y medianos productores de maíz, trigo, frijol, arroz, café y caña de azúcar— entregará en este febrero 15 de los 16 mil millones de pesos que tienen asignados.
La maña en la entrega es mucha, pues los apoyos que quedarán pendientes para el resto del año serán en estados donde la oposición tiene mayor fuerza. Las Bajas, Chihuahua, Nuevo León, Querétaro, Tamaulipas, Sonora y Sinaloa.
Aún así, la situación es ganar-ganar para gobierno y productores.
El gobierno logra dispersar el recurso de manera acelerada en año electoral y consolidar votos dentro un programa de 2 millones de beneficiarios. Los beneficiarios reciben el dinero en buen momento, lo que permite invertir agronómicamente con menos incertidumbres y aprovechar mejor el año agrícola, en el mejor de los casos.
Esto ya se está viendo en otros programas como las becas Benito Juárez, las de discapacidad y adultos mayores. Con miras de verse formalizado en estos días hacia otros programas. Como el programa Fertilizantes para el —adivine— Bienestar y su dadivosa bolsa de 17 mil millones.
El voto rural es importante, pero mantener la estabilidad en los precios de alimentos es clave en año electoral. Especialmente tras haber domado la inflación en alimentos y bebidas de 14% en 2022 a 6% el año pasado.
El concepto de obtener el poder es inseparable del querer preservarlo, por lo que este es uno de esos casos donde las vulgares ambiciones personales coinciden para beneficiar a la ciudadanía agrícola nacional, si pertenece al mercado meta electoral de MORENA, no todo se puede.