Cuando nadie pensaba que el PRI podía caer más bajo, el temblor le volvió a caer ayer al expartidazo cuando cinco alcaldes le aplicaron las Golondrinas y renunciaron a sus militancias.

A la ya nutrida desbandada tricolor ahora se sumaron Emiliano Vázquez de Zapotitlán, Manuel Orato de El Seco, Guadalupe Vargas de Xicotepec, José Luis Márquez de Zacatlán y Aurelio Flores de Guadalupe Victoria.

Me cae de madre que si así siguen las cosas, en el PRI camotero sólo va a quedar puro cascajo, pos en cuestión de días se ha quedado desfondado en el Congreso y sin banda pesada.

Y entre puras ruinas, banda, pa’ nadie es un secreto la cajeteada monumental que se anda rifando el líder estatal, Néstor Camarillo, pos de plano está viendo el temblor y nomás no se hinca.

Pos si ya es costumbre que pal’ Néstor nada pasa y el PRI anda más filoso que cuchillo en taquería, queda bien clarito que ya perdió el control y hasta las alturas polacas, que tanto necesita el tricolor.

¿Ya se habrá dado color que toda esta crisis él solito la causó, y no ayuda en nanay que ande tirando verbo al aire pa’ ver si algún despistado se la compra?

Y es que como es lo suyo, sus dichos sobre amenazas de morenistas contra los dipus pa’ que renunciaran, tuvo eco, mis culebras, y no sólo eso, desde las más altas esferas del Congreso.

Cuando menos lo esperaba, Eduardo Castillo, el líder de las curules morenistas, se la cantó sabroso y terminó por ponerlo derechito en su lugar.

Y es que nomás le pidió pruebas de los dichos y que no sólo lo dejara en el terreno del aire, pos no ha sabido que los dipus locales hayan sido objeto de amenazas pa’ abandonar al PRI.

Pos ahora quedará en el Néstor probar sus frases pa’ no quedar exhibido en sus calenturas polacas, ¿será que a estas alturas pueda?

Como quien dice, ya ni su barrio lo respalda.

Texmelucan, viacrucis de inseguridad

Donde no para la ola de violencia e inseguridad, es en la zona de San Martín Texmelucan pos el crimen no da tregua y la alcaldesa Norma Layón y su gobierno están superados.

Levantones, morritos que se la juegan como halcones de los malandros, asesinatos, robos y asaltos, ocurren a diario, sin que la policía pueda, siquiera, frustrarlos, mis carnales.

Y es que lo mismo le pueda pasar a cualquier chambeador de la zona y, de plano, el ayuntamiento de la Norma no tiene pa’ detenerlo en chinga.

La Netflix, mis culebras, ¿a poco creerá la Norma que con pedir no comprar carcachas por el Face van a bajar los crímenes.

Chales, así el viacrucis en San Martín.