El anuncio de Sergio Salomón donde reconoce la importancia de la carrera judicial y lo necesario de entregar las plazas vacantes de los magistrados, a quienes han trabajado por años en el Poder Judicial de Puebla salda una deuda histórica.

La decisión marcará un antes y un después. Se trata de la súplica eterna de los funcionarios del Poder Judicial, que veían llegar a nuevos magistrados de la nada, ajenos a todo.

Hay integrantes que iniciaron sus prácticas universitarias en el Poder Judicial. Con años de esfuerzo han pasado por casi todos los niveles. Empezaron como diligenciarios, estuvieron como comisarios, fueron oficiales mayores, secretarios de acuerdos, hasta llegaron a ser secretarios proyectistas y jueces, pero simplemente no llegaban a las magistraturas.

A todas voces se sabía que las magistraturas estaban reservadas, como en su momento lo fueron las notarías, para los amigos del gobernador en turno, un premio.

Los premios se entregaban por compromiso, como pago de favores políticos o incluso por amiguismos, como fue el caso de Roberto Flores Toledano.

El caso de Rafael Moreno Valle y la colocación de Roberto Flores, en febrero de 2017, es un claro ejemplo del amiguismo. Rafael y Roberto eran amigos desde la infancia, fueron compañeros en la primaria y en la secundaria, por eso lo trajo desde México. Pese a que Toledano carecía de experiencia, Moreno Valle lo hizo presidente del Tribunal Superior de Justicia, pisoteando los derechos y los años de esfuerzo de muchos abogados destacados.

Tras este pasaje es necesario retomar la declaración de Salomón, que además de ser un acto de justicia, será un verdadero incentivo para quienes hoy laboran en el Poder Judicial.

Puebla será el ejemplo del país. Romperá con las malas prácticas que también se han presentado a nivel nacional. Históricamente, muchos de los ministros que han llegado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) han representado cuotas, pago de favores o amiguismos.

Tanto para los presidentes de la República como para los gobernadores de Puebla, la designación de ministros o magistrados se ha convertido en una enorme tentación, a la que no se han podido resistir.

Por una cuestión circunstancial, Sergio Salomón tiene en sus manos una docena de vacantes, las cuales podría llenar, como sus antepasados, con las peores prácticas. De ahí que su decisión por apostar por quienes han cumplido toda una vida en la carrera judicial, es un tema para destacar.