El domingo 10 de marzo 2024 Antonio Ferrera se presentó en La Plaza México con un terno blanco y oro adornado con motivos de mariposas.
Un torero barroco, excéntrico, que emociona a los tendidos, lo mismo que molesta a quienes se autonombran puristas, tenía que vestir en forma original. Creo que ese terno lo estrenó en Madrid cuando lidió seis toros en solitario en el 2019.
Las mariposas están bordadas a mano con hilo de oro en seda de distintos colores. Antonio López, sastre de la casa Fermín que confeccionó el vestido, dijo que el torero pidió el traje porque las mariposas traen buena suerte.
Y así fue. Dos toros nobles de Rancho Seco con los que Ferrera expresó su arte místico, hondo, alejado de los cánones acartonados.
Yo estaba sensible a las mariposas porque tenía una invitación a visitar Zitácuaro y de ahí a realizar una excursión a El Rosario, santuario de la mariposa monarca que se encuentra en Ocampo, Michoacán.
Subimos por la sierra Chincua para tratar de localizar a las mariposas rezagadas, pues con el calor, la mayoría ya han emprendido el viaje de regreso al norte.
Mientras, en medio de los oyameles, observaba el incomparable espectáculo natural de cientos de mariposas naranjas revoloteando con las alas en forma de uve alrededor mío, pensaba en la biósfera y los efectos positivos que desencadenan.
Las monarcas son tóxicas, como estrategia antipredatoria, consumen especies que ahuyenta a los posibles depredadores, lo que les permite recorrer más de cuatro mil kilómetros desde el sur de Canadá y hasta la sierra donde se entrelaza Michoacán con el Estado de México.
Pero no alejan a todos, en los bosques hay aves como las calandrias o el bolsero de pico grueso que sí consumen mariposas. El guía, con crudeza, nos explicaba como estas aves arrancan el intestino de algunos insectos haciendo que no todas puedan retomar el viaje de regreso al norte.
El espectáculo de la monarca ha provocado que los vecinos de Angangueo y Ocampo sean los principales defensores de la biodiversidad.
Y aunque aún hay tala ilegal, se ha logrado detener la deforestación y, algunos optimistas, piensan que con el tiempo los esfuerzos de la comunidad pueden hacer que incluso se revierta y renazcan los bosques.
La mariposa, entonces, no solo activa la cadena trófica enriqueciendo los ecosistemas naturales, sino que su belleza genera turismo e impulsa a las comunidades a organizarse para defender la ecología.
Lo mismo sucede con el toro lidia. Su presencia enriquece la biogeografía mexicana haciendo renacer y proteger la flora y fauna de los ecosistemas naturales alrededor de las ganaderías de bravo.
Tal como la monarca inspira a poetas que las han llamado soler ardientes o manchas volantes realzando su condición de movilidad, de migración y de lo efímero de su vida; el toro bravo alimenta el alma de los artistas y de los aficionados que ven como la agresividad de su acometividad se convierte en belleza en la suave seda del capote azul de Ferrera.
Federico García Lorca, poeta andaluz y taurino, también les cantaba a las mariposas:
Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres.
Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
¡Quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?