Ahora que sigue con Tokio la fiebre de los polémicos debates pa’ las próximas votaderas tal parece que mientras a unos les urge que se armen guamazos, a otros la temblareda de patitas está a la orden del día.

Y es que pa’ nadie es un secreto que los que se sienten muy Chuchos cuereros no saben ni cómo zafarse del pedal de enfrascarse en un debate, pos no vaya a ser que terminen metiendo las cuatro a lo mero varil.

Ni qué decir de los que prenden velitas a diestra y siniestra en espera que se les cumplan los milagros de repuntar a las sombras y, en una de esas, rompan las quinielas.

Pos cómo no, mis culebras, de todo hay en esta viña de las votaderas y más cuando se están jugando las mieles del poder, durante los próximos años.

Pero, ¿y qué pasa con los perfiles que a leguas se les nota las ñáñaras de entrar en el terreno de la confrontación, el debate clásico, donde a cada paso que den podrían caer en sus propias palabrerías?

Si a esas vamos, la morenista Tonantzin Fernández se anda poniendo el saco sin chistar, mis valedores, pos de a tiro por viaje aplica la del zacatito pal’ conejo, cuando de debatir por el ayuntamiento de San Píter, se trata.

Cuando no sale con que no le entrará a las provocaciones o, de plano, con que nadie más que la autoridad electoral la puede obligar a debatir.

Es más, o hasta que en una de esas podría estar fuera de Doña Justicia que se armara un encuentro entre los aspirantes a la alcaldía de San Píter.

Pos mientras se le nota que le anda buscando dar la vueltas sus contrincantes, la Roxana Luna y el Isauro López ya la cantaron sabroso con el clásico de “dónde sea y como sea”.

O qué mis carnales, ¿saltar de la tercera cuerda y dejar de sacarle la vuelta al debate?

La Netflix, ¿ya se habrá dado color que anda en campaña y no en los pasillos del Congreso?

Irene o el chiste de Izúcar

Ya que andamos en el recuento de los osos, habrá que tener en el radar a Irene Olea, la alcaldesa que busca la reelección en Izúcar de Matamoros, banda.

Pos si de plano su gobierno ha sido un desastre, con inseguridad desbordada, censura y ataques a la prensa, ahora mismo se pone en el pedestal de la perfección.

Pa’ la Irene lo suyo es la chamba, la entrega y hasta los buenos resultados, mis carnales.

El chiste se cuenta solo y más pa’ los carnales que ya se las “yunoucómo gobierna y el desastre que ha dejado a su paso.