La noche del martes pasado la algarabía de la disputa se desató en Cholula. Patrullas, camiones de basura y barricadas ardientes en esta obra, donde el guionista parecía ser la discordia misma y el plató el relleno sanitario intermunicipal de San Pedro Cholula.

En un rincón, la fuerza pública estatal, respaldada por policías municipales, custodiaba una caravana de camiones rebosantes de desechos, intentando abrir las puertas del relleno sanitario. En el otro rincón, los autonombrados defensores de la tierra, la «Unión de Pueblos y Fraccionamientos contra el Basurero y en Defensa del Agua», plantaban cara con barricadas improvisadas, hechas de piedras y llantas en llamas.

El basurero lleva más de un mes tomado, siendo desde el 28 de marzo la fecha fatídica en que no han podido entrar los camiones de desechos de más de 21 municipios. La cosa es seria.

Este martes la situación se crispó. Balazos, levantados por la policía, motociclistas intimidadores y una petición clara: el basurero contamina nuestra agua.

Y es que la clausura temporal del basurero que realizó la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) el 10 de abril, fue levantada el mismo martes.

Los poblanos en la capital generamos 1,800 toneladas de basura diarias. Nueve ballenas azules diarias de basura. Nueve. Pero la locura está en los detalles.

2 ballenas de basura no se recogen, se quedan en rellenos ilegales, barrancos, calles, o donde caigan.

De las 7 ballenas que llegan al basurero capitalino, la mitad son de materia orgánica. Plantas, verduras, frutas, pastos y los desechos de todo lo que estuvo vivo alguna vez. Todo con un propósito: pudrirse.

En nuestras ciudades se amontonan toneladas de residuos biodegradables, desaprovechando su potencial para convertirse en una fuente limpia y renovable de energía.

En el vientre de la tierra, bajo condiciones especiales e industriales, esa basura empieza a descomponerse y, como resultado, libera un gas llamado biogás. Este biogás es rico en metano, un combustible que se puede aprovechar para generar electricidad.

Y si sigue las noticias esta información le parecerá un refrito. Se ha prometido en más de seis ocasiones, por todos los presidentes municipales de todos los colores, sin que se haya llegado a nada satisfactorio. Una pequeña planta de quemado, pero nada que sirva a largo plazo.

¿Cómo es posible que un negocio cantado como juntar la basura y esperar se pudra sale tan mal en Puebla? La respuesta es la de siempre: propuesta puntual para un problema sistémico.

Una nación empobrecida por la falta de una gestión adecuada de sus desechos. Desde la separación en origen hasta la recolección y disposición final, el proceso de manejo de la basura en México es una desgracia. Todo va en la misma bolsa y hasta la vista baby.

Tehuacán vio su basurero cerrar el año pasado, teniendo que recurrir temporalmente al de Ciudad Serdán. San Martín Texmelucan, Atlixco, e Izúcar de Matamoros, los terceros generadores del estado, están en vías de verse desbordados

Los basureros intermunicipales fueron precisamente diseñados para juntar la basura de varias zonas, aprovechar el volumen, y generar electricidad. La propuesta fracasó, obviamente, por la falta de interés en ver el problema del sistema. En cada bolsa de basura, un fragmento de nuestra existencia se pierde en el anonimato, mínimo que sirva de algo.