Hoy la comida no sólo es una necesidad básica, sino un pilar fundamental de nuestra identidad y un motor económico invaluable.

Esto nos trae preguntas fundamentales, de esas que no dejan dormir. ¿Qué es un taco? ¿Qué es una chalupa? ¿Un chile en nogada?

Recientemente, un juez estadounidense dictaminó que los tacos son, efectivamente, sándwiches mexicanos. Para muchos esta afirmación puede sonar tan absurda como decir que el sol se levanta por la noche, pero esta definición permitió el establecimiento de un local de comida en un mall que solo permitía «sandwicherías».

En este contexto, es imposible no mencionar la reciente declaración de la elaboración del chile en nogada como Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Puebla. Este reconocimiento es un tributo a una tradición culinaria que encapsula historia y creatividad, aunque habrá que ver si queda en algo más que meramente símbolos.

El decreto, impulsado por la secretaría de Cultura estatal, busca administrar la marca «Chile en Nogada, Orgullo Poblano», donde habrá que ver qué acuerdos se logran con la iniciativa privada y en qué condiciones podrán aprovecharla.

Y es que uno de los principales problemas es que todo mundo quiere tirar hacia su propio lado. El ejemplo lo tiene en el Congreso, que a través de la Comisión de Cultura decidió declarar la Semana del Chile Poblano, pero solo el de San Martín Texmelucan, y solo el de la comunidad de San Rafael Tlanalapan.

Sin embargo, en medio de estos reconocimientos y celebraciones, nos encontramos con una controversia que ha levantado pasiones: el nombramiento de la chalupa como el platillo oficial de Pachuca.

Esta apropiación, que muchos consideran una mentada de madre, nos recuerda la importancia de proteger y reivindicar nuestras creaciones culinarias. La chalupa, con su base de maíz, manteca, salsa y carne, es una modesta joya de nuestra gastronomía poblana, un símbolo de la riqueza y diversidad de nuestra cocina.

Claro, con una vuelta por la Bella Airosa o el buscador Google, podrá ver que las chalupas de Pachuca son un remedo de tostada con lechuga, donde el distintivo es coronarlas con rabanitos. Claro, como poblanos el término chalupa nunca nos interesó protegerlo, mientras que el cabildo pachuqueño impulsa un plan para dar a conocer el platillo con alcances nacionales.

Sheinbaum y lo agropecuario

Este sexenio el campo mexicano tuvo un fuerte estira-y-afloje, donde la figura del secretario Villalobos Arámbula se contrapunteaba fuertemente con el subsecretario de autosuficiencia alimentaria Suárez Carrera. Reflejo perfecto de las facciones dentro de Morena: tecnócratas contra radicales. Agroindustria contra el agroecologismo. Sin matices, contextos geográficos o históricos. Negros o blancos.

Para cuando lea esto ya se conocerá el gabinete de Sheinbaum, donde Julio Berdegué Sacristán, exsubdirector general de la FAO, será —con mucha seguridad— nombrado titular de desarrollo rural.  Pero es irrelevante el titular, pues las pistas del circo las dejó marcadas AMLO

Las peleas contra transgénicos y el glifosato. El ridículo plan lechero de Campeche. Y la ridícula e inalcanzable premisa de la soberanía alimentaria.

Todo para ser el peor sexenio en producción de granos, firmado, aunque también firmado que tendremos las mayores exportaciones agroindustriales de la historia, todo gracias a esos sucios aspiracionistas rurales. A ver qué queda en pie al final del sexenio.