El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está resquebrajado con la imposición de Alejandro Moreno “Alito”, en su dirigencia nacional. Por eso se está desatando una nueva desbandada.
Y en Puebla, como ya se dijo, Néstor Camarillo, quiere hacer lo propio.
Algo que va a acabar de enterrar al tricolor.
Y bien dicen, cuando ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.
Ahora, también viene la renovación del Partido Acción Nacional (PAN), el que no debe perderse de vista, sobre todo con los nuevos tiempos políticos en las presidencias municipales, diputaciones y la gubernatura.
Para los equilibrios, la oposición será fundamental, así de simple.
Sin embargo, parece que los panistas podrían estar en el mismo camino de sus otrora aliados priistas, al pretender las imposiciones de unos cuantos en la dirigencia nacional.
Al estilo del PRI o de Alito, en el PAN tampoco ni siquiera se está haciendo una reflexión y análisis de los pésimos resultados electorales.
Si quiere realmente el PAN recuperarse para llegar al 2027 y al 2030 fortalecido y unido, tiene que apostar por ganadores y estos no tienen mucho de donde escoger.
Si así fuera, el presidente municipal de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui, sería el sucesor natural en la dirigencia del PAN estatal, por más que se busque en otro lado.
Y es que el municipio sanandreseño fue como una isla que no afectó el tsunami morenista el pasado 2 de junio.
El mismo Edmundo Tlatehui lo señaló hace unas semanas, se debe involucrar a la militancia y no a unos cuantos en su consejo para dar la legitimidad que tanto necesitan en tiempos oscuros.
De lo contrario, se retrocede en la aspiración de renovación y fortalecimiento del partido para ser una verdadera opción electoral para los votantes.
San Andrés Cholula se convirtió en el municipio más importante panista, donde la misma militancia eligió a su candidata.
El triunfo de su candidata, Lupita Cuautle, no fue obra de la casualidad, sino bajo una serie de factores, la receta perfecta para salvarse del tsunami que aplastó al panismo.
Hay que recordar que fue la única abanderada blanquiazul elegida por la militancia en un proceso interno abierto y transparente.
Avasalló en la interna y aplastó en la constitucional.
Así de simple.
Por eso mismo, ahora crece la figura de Edmundo Tlatehui, con toda la calidad moral para levantar la mano por la dirigencia estatal.
Pero las nubes oscuras de quienes quieren seguir controlando al PAN, amenazan de nuevo con la tormenta.
Simplemente si el consejo decide, regresarán a la misma fórmula que los llevó al fracaso en las urnas.
Incluso se corre el riesgo de que se desconozca en su último bastión, San Andrés Cholula a quien se imponga, lo que desataría la ruptura.
Incluso, ya se sabe que la gran mayoría de líderes panistas aprueban una renovación con el voto de la militancia.
Democracia simplemente, porque no hay forma más natural de sentirse identificados.
Bien dijo Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Tiempo al tiempo.