Aunque serán los tribunales quienes definan el curso final que tomará la pasada elección en Chignahuapan, la protesta de ayer tuvo tintes que por momentos parecían más un mitin rosa que un verdadero sentir del pueblo.
Uno difícilmente puede entender cómo los simpatizantes de un candidato pueden invertir en comprar tres enormes lonas con mensajes como “Gracias señor gobernador” y “Que se respete el voto”, escritos en letras blancas con fondo rojo.
Las cartulinas rosas con letras mayúsculas negras repitiendo los mensajes de exigencia, que portaban mujeres con niños, también resultaron poco espontáneos.
Juan Lira Maldonado, apodado “El Moco”, fue el candidato de Fuerza por México en ese municipio. Sobre él también pesan señalamientos. En el gobierno de Miguel Barbosa fue declarado como presunto líder huachicolero en la Sierra Norte de Puebla.
La elección en Chignahuapan fue una de las más peligrosas en Puebla tanto para los representantes de casillas como para los ciudadanos que fueron seleccionados por el INE.
Al concluir la elección y darse el cierre oficial de las votaciones, los paquetes electorales simplemente no pudieron ser recibidos en las instalaciones del IEE.
La violencia en el sitio fue tal que integrantes del Consejo Municipal de Chignahuapan fueron levantados y golpeados, otros consejeros sufrieron la amenaza de que si se presentaban, quemarían sus casas y ante las agresiones, las instalaciones quedaron abandonadas.
Hubo quienes en la clandestinidad de la noche fueron lanzando a las puertas de la institución los paquetes electorales sin que nadie pudiera recibirlos ni garantizar la cadena de custodia.
Otros paquetes se dejaron en escuelas y unos más llegaron de mano del propio representante de Fuerza por México, violando con ello toda certeza.
Los actos delincuenciales fueron una de las razones que obligaron a los consejeros electorales en Puebla a declarar que no tenían las condiciones necesarias para validar la elección y pedirle al Tribunal que decida qué sucederá con esas votaciones.
En la ruta jurídica pareciera estar claro que habrá de repetirse la elección. La protesta de ayer y las muestras de apoyo a Juan Lira difícilmente podrán darle un triunfo que simplemente no pudo ser contado.
Esperemos que los futuros contendientes electorales sean los más preocupados por guardar la paz en el Pueblo Mágico, porque es la única manera en que podrá mantenerse la cadena de custodia y con ello garantizar que se cuenten los votos. Reventar la elección, ya se dieron cuenta, no les benefició en nada y menos si, como dicen, eran los ganadores.
El caso de la designación del candidato en Chignahuapan es una razón más para exigir que partidos políticos satélites se extingan. La transferencia de votos que se le dio a Fuerza por México, además de ilegal, permite que más casos como el de Juan Lira se repitan en los próximos comicios.
No es el único partido con estas riesgosas decisiones, pero resultaría útil que la representante estatal de Fuerza por México, Maiella Gómez, saliera a dar la cara, explicar lo sucedido y de paso, poner en orden a sus abanderados.
¿La veremos en breve?