La manoseada Reforma Judicial que ayer fue aprobada con la mayoría aplastante de Morena en la Cámara de Diputados tiene cientos de fallas y ha generado desde el descontento de universitarios hasta fuertes pronunciamientos de nuestros socios comerciales.
Empecemos por lo obvio, esta reforma no servirá para mejorar en absolutamente nada el sistema actual. No resolverá el tema de la sobrepoblación en las cárceles ni evitará que personas inocentes pasen 10 años sin sentencia. Tampoco agilizará trámites de divorcios ni el pago de pensión. Menos otorgará justicia a los deudos y familiares de las víctimas.
En la discusión de ayer en San Lázaro se enlistaron parte de las aberraciones de esta ley, una de ellas es lo insensato y demencial que resultará el sistema para elegir a los jueces.
En algunas ocasiones, cuando los ciudadanos acudan a votar, recibirán una veintena de boletas. Cada una de ellas tendrá más de 80 nombres, en promedio, con letras chiquitas, para que cada uno de nosotros anotemos el nombre de 10 jueces o magistrados. Leyó bien. Usted deberá escribir, con letra legible y sin error, el nombre de los jueces por los que decida votar. Cual plana de kínder, usted deberá destinar entre 1 o 2 horas sólo para el llenado de esas boletas, ¿imagina cómo estará la fila para votar, en su casilla?
Contar los votos será otra calamidad. De los tiempos en radio y televisión para las campañas, mejor ni hablamos.
Sopesando las voces en contra y a favor, parecería que de un lado está la razón y del otro, la imposición.
El capricho ha escalado. Ahora no son solamente los ministros, jueces y empleados del Poder Judicial quienes señalan lo absurdo y aberrante que resulta la Reforma Judicial planteada por AMLO. El tema ha trascendido con las barras de abogados, con los juristas, los organismos internacionales, los embajadores de países que son nuestros socios económicos, líderes de opinión, las escuelas de Derecho, los universitarios…
Hoy el tema va mucho más allá de conservadores u opositores. Con su sed de venganza, López Obrador soltó al tigre, dixit Andrés Manuel en marzo de 2018.
¿Imagina usted a los universitarios de esas nueve instituciones del país que firmaron el desplegado, marchando?
La cerrazón no dejará que en Palacio Nacional se enteren del tigre que soltaron.
Tlaxcala, Puebla y sus muertos
La revelación de la fiscal de Tlaxcala, Ernestina Carro Roldán, sobre los 12 cadáveres de poblanos abandonados en su estado, durante agosto, es un tema preocupante.
Hace años a Puebla lo utilizaron como un tiradero. En nuestro estado dejaban los cuerpos de gente que vivía en Morelos. La gran mayoría de esas víctimas eran personas ligadas al crimen organizado.
Ahora los papeles se han invertido. Tlaxcala se ha convertido en ese espacio donde se abandonan los cuerpos que mataron en Puebla.
Nos guste o no, es un síntoma de la descomposición social y de la crisis de seguridad que desde hace unos años se agrava en nuestro estado.
Mejorar y reforzar la seguridad del estado será el reto del titular en la materia, que designe el gobernador electo, Alejandro Armenta. Tenemos focos rojos con el huachicol en la zona norte. En la colindancia con Veracruz el tema es el crimen organizado. En la mixteca, también hay alarma. Y ni qué decir de la zona metropolitana.