Una de las deudas más grandes del Estado con las víctimas en nuestro país, es la falta de procuración de los Derechos Humanos. Durante el sexenio de AMLO, Rosario Piedra Ibarra, se distinguió por blindar al gobierno y a las fuerzas armadas, antes que atender las quejas y denuncias por abusos, desapariciones forzadas, tortura y otras violaciones graves a las garantías individuales.
Pese a sus pésimos y nulos resultados al frente de la CNDH, la titular busca repetir en el cargo y son los propios representantes de la 4T, esos que se dicen humanistas, quienes desean a toda costa anteponer su continuidad.
En las evaluaciones de los aspirantes, Piedra Ibarra obtuvo pésimas calificaciones y para defender lo indefendible tenemos frases icónicas como las de Javier Corral quien, ahora convertido al morenismo, reconoció que de los 12 finalistas, cinco personas, -4 de ellas, mujeres- quedaron como las mejor evaluadas, sin embargo, se decidió incluir a Rosario Piedra “escuchando voces”.
“No solamente se trata de conseguir los perfiles más idóneos y mejor evaluados, también se busca tener el mayor consenso político posible, para hacer viables las decisiones… En lugar de proponer directamente la reelección”.
En esa misma tónica, la senadora morenista, Lucía Trasviña, añadió que para incluir en la terna a Rosario Piedra bastó un tema de apreciación, antes que sus resultados: “tiene que ver fundamentalmente su fama pública, su moral ante el pueblo”.
¿Moral ante el pueblo?, ¿Cuál moral?, ¿La de los niños con cáncer que se quedaron sin medicamento por la soberbia de López Obrador?, ¿La de los miles de familiares que continúan buscando a sus desaparecidos sin apoyo de las autoridades, ¿La de los huérfanos por los feminicidios sin resolver?, ¿La de los sobrevivientes a casos de tortura y abusos del poder?, ¿De cuál moral ante el pueblo estamos hablando?
Los morenistas han demostrado una vez más que lo último que les interesa es justamente ese pueblo al que sólo citan en la retórica y en la demagogia para justificar lo indefendible. Si los Derechos Humanos fueran su preocupación tendríamos en el Senado una terna basada, exclusivamente, en las capacidades y no un show para imponer la reelección disfrazada de Ibarra Piedra.
La fama no se hereda. No nos hagamos bolas, la de la moral era su mamá, doña María del Rosario Ibarra de la Garza. Esa es la realidad, aunque como siempre, Morena tiene otros datos.
Ni más ni menos.
Marilyn Cote y su interpretación
Los medicamentos controlados y la salud mental son temas altamente delicados, tanto así que antes que ser psiquiatra, los especialistas debieron cursar medicina, una de las licenciaturas más difíciles.
Jugar a ser Dios y recetar fórmulas que químicamente alteran el cerebro va mucho más allá de un acto irresponsable. La negligencia pone en riesgo la vida del paciente e incluso arriesga a quienes lo rodean.
Por la salud de Puebla esperamos que los afectados interpongan las denuncias correspondientes ante la Fiscalía y que los sellos de suspensión que por segunda ocasión colocó anoche la DPRIS sirvan para alertar a quienes le consultaban.
El caso tiene mucha más tela.