En el año 2015, el congreso federal aprobó una ley prohibicionista, que obligó a los circos a no presentar animales en sus espectáculos.

Como consecuencia, los diputados, mayoritariamente del Partido Verde, sentenciaron a muerte a la gran mayoría de esos animales a los que juraron que estaban protegiendo.

En la agenda, de los miembros de este partido rémora, no está la verdadera defensa animal, pero saben que en medio de las modas woke, usar la bandera del animalismo les resulta políticamente rentable.

El día de hoy, la bancada del Partido Verde en el Congreso de la CDMX, respaldada por sus aliados morenistas, votarán una ley que elimine las corridas de toros tal y como las conocemos, obligando a los actuantes a no usar ningún tipo de instrumento que provoque sangre en los toros.

Pero el proyecto de ley va mucho más lejos, al estar plagado de un sin fin de absurdos, que evidentemente buscan la no celebración de las corridas de toros.

Entre algunos de los nuevos artículos, se prohíben puyas, banderillas y espadas. También se obligará a que los toros salgan con los pitones enfundados con el inexplicable fundamento de que no lastimen a otros toros. Además, se obligará a que los toros regresen a las ganaderías para que mueran de viejitos. Y para rematar, se limitará el tiempo total de las corridas a 30 minutos.

Cada punto merece un espacio aparte para demostrar la ignorancia y desconocimiento de lo que implica el cuidado y el manejo del ganado bravo.

Evidentemente es una prohibición disfrazada y la sentencia de extinción de la tauromaquia.

Esta ley afectará de inicio a la Plaza de Toros México, que es una de las 3 más importantes del mundo y a algunas plazas pequeñas de la capital. Sin embargo, la intención es clara, llevar la prohibición al ámbito federal.

Y ahí es en donde se realizará el más grave atentado contra toda una especie animal, la del toro de lidia mexicano.

Y es que al no poder ser vendido para una corrida de toros, y por ser un animal no domesticable, que no puede ser estabulado y que su producción cárnica no lo hace sustentable, los ganaderos tendrán que mandar al rastro a prácticamente todos sus animales.

Para darnos una idea de esta atrocidad, en el último censo realizado por la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, en el campo bravo mexicano existen alrededor de 230 mil cabezas de toros en 257 ganaderías.

Sí consideramos que para esa crianza, se requiere de una hectárea por cada 2 animales, tenemos que actualmente son 115 mil hectáreas las que custodia este majestuoso animal.

De ese tamaño es la atrocidad que van a cometer los supuestos animalistas, quienes argumentan defender al toro bravo evitando su maltrato, sin importarles que con su nueva ley, los están sentenciando al matadero.

Les doy un dato más: en México se realizan 800 festejos taurinos al año entre corridas, novilladas y festivales. Es decir que 4 mil 800 toros —siempre machos— son lidiados en las plazas.

Menos de 5 mil ejemplares de los 230 mil animales bravos que pasean libremente por esas 115 mil hectáreas, lo que implica que menos del 4 por ciento de esos animales mueren en una plaza de toros.

En conclusión, en México mueren 4 mil 800 toros bravos en las plazas, a diferencia de los 9 millones de bovinos que se sacrifican anualmente en nuestro país.

Así las cosas, los criminales legisladores del Partido Verde, este día sentenciarán a muerte a 230 mil toros que hoy viven en completa libertad como ningún otro animal de consumo humano.

Vaya forma de proteger matando.