Con 270 años de historia, la Bajada de la Virgen de Ocotlán volvió a llenar de fervor las calles del Centro Histórico de Tlaxcala. Las secretarías de Turismo y Cultura informaron que la procesión, celebrada cada tercer lunes de mayo, atrajo a miles de peregrinos y visitantes de todo el país y del extranjero, interesados en fortalecer su fe y conocer la riqueza cultural del estado.

Desde la madrugada, los fieles entonaron “Las Mañanitas” a la imagen mariana. Después, la estatua fue retirada de su altar en la Basílica de Nuestra Señora de Ocotlán para iniciar un recorrido por más de 40 altares preparados con tapetes de aserrín y pétalos de rosa. La ruta incluyó templos emblemáticos como la Parroquia de San José y el Conjunto Conventual y Catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción, declarado Patrimonio Mundial.

La procesión fue encabezada por el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, quien marchó junto a autoridades eclesiásticas, el comité organizador y miles de feligreses. En cada punto del trayecto se elevaron oraciones por la paz mundial, los trabajadores y los comerciantes.

El vocero diocesano, padre Ranulfo Rojas Bretón, subrayó la relevancia cultural de la tradición: «Esta procesión, con sus flores, música y gastronomía, es una expresión cultural de un pueblo que pone su esperanza de salud en manos de la Virgen de Ocotlán como intercesora».

La devoción se remonta a la aparición mariana de 1541 ante Juan Diego Bernardino. En 1905, el Papa Pío X otorgó la coronación pontificia a la imagen, y en 1991 el Papa Juan Pablo II visitó la basílica, subrayando el valor espiritual del santuario.

La celebración fortalece la identidad local y, al mismo tiempo, consolida a Tlaxcala como un destino estratégico de turismo religioso. Visitantes nacionales y extranjeros aprovechan la festividad para admirar la arquitectura virreinal, las artesanías y la calidez de su gente. Las coloridas alfombras de aserrín se han convertido en un atractivo visual adicional para los turistas.

Las secretarías de Cultura y Turismo reconocen la Bajada de la Virgen de Ocotlán como una manifestación invaluable donde convergen la historia, la fe, el arte popular y la tradición comunitaria. Año con año, la festividad renueva el compromiso de los tlaxcaltecas con sus raíces espirituales y refuerza los lazos que dan cohesión a la comunidad.