A quien habrá que tener en el radar próximamente es al exgobernador de Tlaxcala, Marco Mena, quien desde hace unas semanas ha comenzado a dejarse ver más públicamente.

Y es que la reaparición de Marco Mena no sólo ha sido en Tlaxcala, sino en Puebla, allá por la zona de Angelópolis, donde ha preferido no atraer reflectores antes de tiempo.

La imagen de Marco Mena es una pieza fundamental que daría unidad al priismo del estado, pues desde la salida de Noé Rodríguez Roldán de la dirigencia, ha faltado quien aglutine a las corrientes tricolores.

Por cierto, con la cercanía inminente de las elecciones de 2024, hay que tener en cuenta que, precisamente, Marco Mena dio el último gran triunfo al priismo de Tlaxcala.

¿Coincidencia? (CPG)

Sin control la represión laboral

Donde los abusos no paran, sería en la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, donde empleados denunciaron ante la Comisión de Derechos Humanos que sus garantías laborales son vulneradas “a diestra y siniestra”.

Resulta que los trabajadores acusaron que desde las altas esferas del organismo son tratados con prepotencia por superiores, al grado que les aplican “descuentos” salariales si llegan a “dejar en visto” mensajes.

Tal parece que el miedo y la incertidumbre laboral son el medio para presionarlos, incluso, en el expediente de denuncia habrían incorporado toda una carpeta de capturas de pantalla con pruebas de sus dichos.

Y eso no es todo, pues se habla que también hay pago de piso, “cooperaciones” para la compra de equipo de oficina, supuestos acosos, amenazas y despidos injustificados.

Vaya jungla la que se vive en la mentada comisión, y a todo esto, ¿no que este gobierno sería diferente? (LS)

Alborotadora, al filo del abismo

Las viejas costumbres de secuestrar edificios y hacer paros laborales, por no cumplir caprichos del personal educativo, se niegan a desaparecer en la Secretaría de Educación Pública.

Y es que la delegada sindical, Wendolyne Amaro, movilizó a todos los crédulos de su “causa” para tomar el edificio administrativo de la dependencia y exigir la cabeza del titular, Homero Meneses Hernández.

¿El motivo? La pararon en seco en sus intentos para mantener el control entre los trabajadores, con la entrega de zapatos a conductores en lugar de botas, vajillas y otros objetos.

No hay que olvidar que de acuerdo con los estatutos gremiales, ya tendría que haber dejado su cargo y permitir que otra persona fuera electa como delegada.

Y la “cereza del pastel” fue el desconocimiento de la Sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que, literalmente, le dio la espalda a sus intereses mezquinos.

¿Cuál será el futuro de Wendolyne Amaro, ahora que, literalmente, “se puso con Sansón a las patadas”? (LS)