¿Quién habrá diseñado la gira de “informes” de la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros, en municipios del estado?
Esa pregunta no deja de cimbrar los corrillos de la administración, pues más allá de las “buenas intenciones” de querer ofrecer una visión cercana y de transparencia a favor de la mandataria, la realidad es otra.
Y es que para nadie es un secreto que la imagen de Lorena Cuéllar ha quedado muy expuesta dando discursos repetidos, y por grandes lapsos “sin son ni ton”.
Ni se diga cómo terminan los asistentes, pues varios han señalado ser “invitados” recurrentes a estos informes en Huamantla, Calpulalpan y Zacatelco.
Pregunta seria: ¿cuánto habrá gastado el gobierno para eventos de esta clase, sumando el informe oficial?
¿Qué tal si todo ese recurso se hubiera destinado al sector agrario?
Lo que se ve no se juzga. (LS)
PGJ: el miedo no anda en burro
Habrá que felicitar a la Procuraduría de Justicia por el esclarecimiento de un secuestro perpetrado por elementos de la Sedena, en esta ocasión se logró cumplir una demanda de justicia.
Pero, ¿y las exigencias de colectivos feministas por acelerar y resolver casos de violencia de género, para cuándo serán atendidas?
Y es que nuevamente se demuestra que para la procuradora, Ernestina Carro Roldán, querer es poder, y de estar en su agenda reunirse y atender a los grupos sociales, su renuncia no sería exigida por colectivos.
Además, no sería necesario que la funcionaria aparezca en la escena pública flanqueada por elementos estatales, por aquello de las dudas.
El rechazo social es muestra del trabajo ignorado, ¿o no? (LS)
Escándalo policial pega en Tlaxcala
Vaya exhibida nacional la que se llevó Tlaxcala capital, luego que el exdirector de Seguridad Pública, Juan Carlos Miranda, fuera grabado en presunto estado de ebriedad, a bordo de un auto que chocó contra particulares.
Si de antemano el tema ya es vergonzoso hay que sumar que en el vehículo viajaban también dos mandos de la corporación, que terminaron por enfrentarse contra ciudadanos, al querer darse a la fuga sin enfrentar responsabilidades.
También habrá que sumar que debieron ser “rescatados” por elementos municipales para salir de la “cascada” de delitos.
Tanto fue el escándalo que al ayuntamiento no le quedó de otra que investigar los hechos y “taparle el ojo al macho” al nombrar a Eduardo Manzano Ramírez, como encargado del área.
Es más, algo queda claro, en la Policía Municipal hay intereses muy “oscuros” que dominan a diestra y siniestra, sin importar la seguridad de las familias.
Urge que el ayuntamiento corte de tajo a los malos elementos y, aún más, lleve a cabo una limpia ejemplar.
Por cierto, ¿quién tendrá el poder suficiente para haber ordenado el rescate de Juan Carlos Miranda, antes que la ciudadanía cobrara facturas? (LS)