Ya estoy de vuelta, lectora, lector querido. Me tocó un cierre de año que pa‚Äôque te cuento... Entre mis múltiples achaques, mis gastadas neuronas comprueban lo que ya sabían desde hace varios años: la polaca mexicana no tiene remedio, es una verdadera aberración intelectual. Esto viene a colación ‚Äîno por la temporada de piñatas‚Äî si no porque accidentalmente cayó en mis manos la cartita que un "altísimo" político poblano envió a los Santos Reyes.

He aquí su cartita:

"Queridos Santos Reyes: sé que no me he portado muy bien y que he culpado a mis oponentes de mis propios errores y que les he tomado el pelo hasta el cansancio. No puedo negarles que he defraudado a cuanto macegual se me ha parado enfrente para lograr el poder que ahora tengo. Sé que con el puesto que voy a desempeñar próximamente voy a hincharme de ganar lana, por eso les pido queridos Melchor, Gaspar y Baltazar que, cuando acabe este sexenio vuelva a ganar mi partido porque si pierde me van a hacer pinole como yo estoy haciendo pinole a mis oponentes que perdieron.

Cada sexenio es la misma tarugada, lector querido: a embadurnar al pueblo de promesas que jamás serán cumplidas, a hincharse de plata y a cobrar venganza caiga quien caiga y a costa de lo que sea. ¿Y el pueblo? Bien, gracias (como siempre).

No entiendo cómo podremos obtener un resultado diferente haciendo lo mismo en cada cambio de gobierno‚Ķ ¿Hasta cuándo? ¿Qué tanto más tendremos que caer?
La carta del mentado político termina así:

PD: que al final de mi gestión ataque la peste bubónica a los encargados de revisar mis cuentas (si no son de mi partido) o que quede prohibida la extradición de Finlandia a México‚Ķ o que quede como juez mi compadre "El Manotas" o de plano, consíganme la dirección de un cirujano plástico picudo.