Alejandro Pérez Villaseñor, director de la carrera de Ingeniero Civil (IC) y Said Robles Casolco, miembro de la Escuela Nacional de Ingeniería del Tecnológico de Monterrey, explican que la presencia de lluvias incrementa  la gravedad de los accidentes automovilísticos hasta en un 60 por ciento en el horario nocturno. 

Robles Casolco detalla que las lluvias ocasionan que los neumáticos pierdan su capacidad de adherencia al asfalto, provocando  que se derrapen a velocidades de 50 a 60 kilómetros por hora, cuando lo habitual es a los 72 kilómetros por hora.  Estos derrapes bajo la lluvia suceden porque el agua enfrente de las llantas se acumula más rápido que el peso del vehículo.

“La presión del agua hace que el auto se levante y se patine sobre una capa delgada de agua entre las llantas y el camino. Por lo que el vehículo puede estar completamente fuera de contacto con el camino, y en peligro de patinar o desviarse fuera del carril”, comenta el investigador.

Así destaca que para evitar la proliferación de más baches, es necesario que desde que aparece uno, éste se tape inmediatamente, ya que la carpeta asfáltica sufre filtraciones en sus capas internas, lo que provoca que se forme una consistencia lodosa que origina los hundimientos.

Y sobre la visibilidad, el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1 establece que ahora los conductores enfrentan el reto de la iluminación. “Anteriormente estábamos acostumbrados a la luz que emitían los focos de mercurio, y ahora con las luminarias de led, es necesario que nos acostumbremos a la intensidad y tipo de luz que emiten”, menciona.

Para Pérez Villaseñor la presencia de baches con una profundidad de 35 a 40 centímetros hace que los automovilistas los esquiven sin reducir su velocidad, y provoquen que las llantas se ponchen o rompan. Por esta razón, resalta que 9 de cada 10 personas que acuden a un taller mecánico lo hacen por algún desperfecto provocado por un bache.

Los gastos  promedio en los que puede incurrir un automovilista son: por un parche de llanta 50 a 80 pesos, poner un nuevo neumático de 600 a 3 mil pesos, el cambio de una rótulo de 300 a mil 500 pesos, cambio de frenos aproximadamente 400 pesos más el costo de balatas y el cambio de amortiguadores un promedio de 150 pesos más el costo de éstos.

De esta forma, el especialista en ingeniería civil propone que si bien existe un presupuesto  municipal de aproximadamente 100 millones de pesos para bacheo y 150 millones para mantenimiento vial; lo ideal para apoyar a los automovilistas sería colorear los baches por fuera o por dentro con pintura fluorescente “para que en la noche los conductores puedan percibir que existe un hoyo en el piso y lo puedan esquivar con mayor facilidad”.

La existencia de estos riesgos hace cada vez más importante que los conductores tomen precauciones, por lo que los catedráticos recomiendan a la ciudadanía: 

Mantener limpio el parabrisas por dentro y por fuera, 

Eiminar el vapor que produce el aire acondicionado

Mantener los neumáticos en buen estado,

Buscar las partes más altas de las avenidas, pues el agua tiende a deslizarse hacia la parte baja

Calentar los frenos pisando suavemente el pedal de velocidades al pasar un charco.

Evitar pegar demasiado los pies al pedal de velocidades para que en caso de un derrape no se acelere al máximo

Tratar de limitar el recorrido hacia las vías que mejor se conozcan, para saber dónde se va y poder evitar caer en un bache

Al viajar de noche, viajar por las vías que estén bien iluminadas

Reducir la velocidad para dar la oportunidad de ver el bache y evitarlo a tiempo.