"Mi hija, acá está" es la muestra de los grandes milagros de San Judas Tadeo, confesó Doña Marlene Figueroa, durante la celebración de los Santos Oficios en la Catedral Metropolitana en honor a las reliquias del apóstol de Jesús.

A Doña Marlene y a su pequeña, de escasos cinco años de edad, poco les importó la llovizna que cubrió a la Angelópolis durante su viaje, desde una de las remotas partes de Puebla, cercanas a la salida a Tlaxcala por la carretera federal para llegar a las 23:00 horas del lunes a dormir afuera de la Basílica Catedral para ser de las primeras creyentes en entrar al templo a las 07:00 horas de este martes 27 de agosto para santiguarse ante la reliquia de primer grado del Santo de las causas imposibles, perdidas y desesperadas.

Acompañada por su mamá, quien prefiere el anonimato, pero sí asegura que su hija y su adorada nieta, son el motor que la mueve día a día, por eso, también, comparte esa devoción infinita a San Juditas, su Santo que nunca le ha fallado en las malas ni en las buenas.

Sentadas en la primera banca enfrente del altar a donde el obispo auxiliar del Arzobispado de Puebla, Francisco Javier Martínez Castillo, y a escasos tres metros a donde se colocó la urna que contiene un hueso de uno de los brazos del apóstol de Jesús, no puede contener la dicha y esa felicidad que la arropa por ver a su pequeña moverse y seguir los movimientos de su mamá al momento de hincarse y santiguarse.

La pequeña es también una ferviente seguidora y devota del apóstol que siguió a Jesús durante la etapa previa a su crucifixión, en las muñecas sus pequeños brazos tiene unas humildes pulseras con la medalla de San Judas Tadeo, y en su cuello un collar que al frente tiene la imagen del Santo de las causas imposibles desesperadas y perdidas.

La fe mueve montañas y salva vidas, confiesa Doña Marlene, con la vista bien clavada en la urna que contiene esa reliquia de primer grado de quien mantiene viva esa devoción al cristianismo.

Martínez Castillo, desde el altar de la Basílica catedral poblana, pide a San Juditas por la salud de todos los cristianos, pero también por quienes arropan otras religiones o no creen en la existencia de Dios, además pide profundamente para que San Judas conceda el don de la paz en Puebla y en territorio nacional.

Las peticiones del obispo auxiliar, son parte también de los creyentes que colmaron la Catedral para orar, pero también para impregnar con perfumes de aromas exquisitos el inmueble que será casa por tres días de San Judas, el apóstol de Jesús.