Piezas artísticas y arqueológicas o monumentos son también víctimas del Estado Islámico, que a través de traficantes de arte venden lo saqueado a coleccionistas privados.
El saqueo y la destrucción masiva de los elementos del patrimonio cultural e histórico nacional de Siria persiste desde los primeros días de la guerra. En los últimos años varias ciudades sirias que albergaban tesoros culturales han sido destruidas. Los saqueos se han agudizado con la llegada de los yijadistas del Estado Islámico (EI).
Según el portal de El Confidencial, tras llegar los insurgentes introdujeron sus reglas en esta esfera: los que se hacían con las piezas históricas tenían que pagar un impuesto por valor del 20% de los beneficios. Pero pronto los militantes decidieron dedicarse al pillaje artístico personalmente y monopolizaron el proceso de saqueo para hacerse con todos los beneficios.