La charla inició con la bienvenida por parte de Juan Enríquez Rivera a nombre de la empresa taurina Zacatecas, Tierra de Toros, que le abrió los brazos al huésped distinguido y se refirió al periplo del matador desde Madrid hasta ese momento, pasando por las visitas del día de hoy al inmueble donde actuará y a los medios de comunicación locales. Invitó a toda la gente para que asista a la Plaza Monumental Zacatecas el 5 de mayo, cuando estén en el redondel “El Pana”, Juan José Padilla y el torero de la tierra, Antonio Romero, con astados de Lebrija y les deseó suerte.
El matador zacatecano Antonio Romero dio un mensaje muy sentido hablándole de “tú a tú”, entre colegas, utilizando conceptos que sacudieron los sentimientos. “El maestro Padilla ha pasado a formar parte de la historia española, que aún no ha terminado de escribirse para quienes profesamos la devoción por los toros”.
El toreo es arte y valor, circunstancia y efecto, trabajo y cualidades, sabiduría y conjetura. El toreo es también regocijo y apremio, tristeza y ansiedad. El toreo es… dar la vida en el redondel. Estas características del toreo viven intrínsecas en el personaje que amablemente visitó Zacatecas, Tierra de Toros.
A lo largo de los años ha acumulado vivencias y las guarda en el baúl de los sentimientos con su estirpe muy humana que sirve de cerradura. Este tiempo que le ha tocado vivir delante de los pitones de los bureles lo ha aprovechado para dar el valor absoluto y específico a cada momento de su vida con experiencias sentidas y nutridas.
Él las tiene todas consigo mismo, sin que nadie se las cuente, sin que nadie se las haya regalado. Él hace acopio de ellas y las ostenta cual “aguinaldo en juguetería”, parafraseando a nuestro poeta consentido Ramón López Velarde, del meritito Jerez, Zacatecas.
Nuestro personaje también nace en Jerez… pero en Jerez de la Frontera, en Cádiz, España. El 23 de mayo de 1973 se le conoce como el “Ciclón de Jerez” que viene a inundar Zacatecas con su arte y sapiencia.
El relato personal, Juan José Padilla lo inicia evocando los sentimientos que agolpan su ser al palpar la atmósfera que envuelve la Plaza Monumental de Zacatecas. Dijo estar “emocionado y contento para contar mi vida y mi gran pasión que no es otra que vestirme de torero, bendita profesión que la amo más que a mi propia vida”. Se traslado mentalmente al próximo 5 de mayo en donde espera tener el éxito que le ha sonreído desde que regresó a los ruedos hace ya un año.
“El mundo del toro como seña e identidad de nuestras raíces culturales más profundas debe tener cabida en todos los foros” en un momento en el que la fiesta de los toros entra en algunos baches por gente que no comprende toda la complejidad y cultura que encarna.
Juan José Padilla entró en el tema de las vivencias con frases que calaron hondo en el público asistente: “esta profesión hay que honrarla con esfuerzo, integridad, dolor, constancia y sacrificio sobrehumano, porque aquí se siente de verdad, se sufre de verdad y se muere de verdad”.
Es un torero que inició por el camino tortuoso y a partir de esos comienzos resalta su casta al enfrentar a toros difíciles, que no a todos los matadores les gusta lidiar, llamados “duros”.
Ha disfrutado los triunfos en muchas de las plazas en las que se ha presentado, pero ha sido producto de la tenacidad para levantarse en los momentos y retos más difíciles que le ha puesto la vida a este torero español. “He sufrido y he visto de cerca la muerte con las más de 30 cornadas que he tenido”.
De estos incidentes habló sin cortapisas, sin tener el más mínimo sentimiento de contrariedad, resentimiento o de tirar la culpabilidad y esparcirla, que sería lo más fácil. Al contrario, afronta su realidad de manera valiente y pide a la gente que no lo vea con lástima, que no lo victimice ni tampoco lo subestime; que lo ponga en la balanza del esfuerzo y dedicación con el trabajo realizado frente a su pasión, que es el toro bravo. Y frente a la vida misma.
Habló de las cornadas que lo tuvieron al borde no solamente del retiro, sino de la muerte. Claro que le dedicó especial puntualización a la escalofriante y severa cogida en la plaza de Zaragoza, España, el viernes 7 de octubre de 2011. Cornada en pleno rostro que le afectó el aparato auditivo y el ojo izquierdo, entre otras funciones.
Ha sufrido lo indecible, pero aquí está, estoico, tal como él mismo lo vaticinó después de solamente algunas horas de la brutal cornada en la cara y no era otro deseo que regresar a los ruedos. Y así lo hizo, en menos de cinco meses regresa, triunfante y sale por la puerta grande. A partir de entonces, ha sido siempre la misma tónica de sus recientes presentaciones llenas de éxitos.
El auditorio de Zacatecas en todo momento atento a sus relatos y hasta al más mínimo movimiento de Padilla estuvo atónito, asombrado, pero también contento y complacido. Salió satisfecho de estar cerca de una persona que estuvo en varias ocasiones al filo de la muerte. En el presente, la suerte que lo abandonó en algún tiempo la tiene de su lado.
Así es el maestro Juan José Padilla… Ha saboreado las mieles del triunfo, como las hieles del infortunio.
Juan José esconde el “hubiera” en la parte más subrepticia de su ser, para dejar aflorar el… “lo intenté”. Los resultados se muestran a la vista. Después de vivir lo indecible, vive un momento de gloria, de “su” gloria que comparte con todos. Si se “hubiera” retirado antes de “intentarlo”, no “hubiéramos” conocido al hombre que lo “intentó”, al ser humano, al torero, al… ejemplo de vida.