Se apagó la voz que hizo vibrar por años las paredes de un templo en ruinas, justo a la mitad de su trabajo y esfuerzo de recuperación, piedra por piedra, de una de las iglesias más antiguas de Puebla.
Luis Maldonado Frutos, párroco del templo de Santa Anita y de San Juan de Dios, dejó de existir, pero no así su legado de esfuerzo por recuperar estas iglesias afamadas no sólo por su religiosidad, sino por su historia en Puebla.
El féretro café laminado reflejaba la tristeza en que cayeron cientos de feligreses que acudieron a ambas iglesias a darle el adiós a uno de los sacerdotes que se ganaron este amor poco a poco, como las piedras que logró levantar en sus templos.
Caras largas, ojos inundados y rezos constantes fueron enmarcados por los creyentes con aplausos y vivas al sacerdote, como si con cada palmada trataran de mantener vivo el recuerdo de quien llamaron su “cura constructor”.
“¡Viva el padre Luis, gloria eterna!”, gritaban los seguidores católicos que hicieron largas filas para pasar cerca el ataúd donde yacía el cuerpo inerte para darle el último adiós, pero sobre todo para expresar su agradecimiento.
En el templo de San Juan de Dios, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, ofició la misa de cuerpo presente en la que se resaltó el trabajo del sacerdote, quien por 22 años fue párroco del inmueble religioso, ahora muy diferente de como lo encontró.
Fue en 1991 cuando Luis Maldonado llegó a esta iglesia en ruinas, ubicada a unos cuántos pasos de una de las iglesias con más fama a nivel nacional, la del Señor de la Maravillas, en la calle 5 de Mayo y 16 Poniente, apenas a ocho calles del zócalo de Puebla.
Pero estos pasos se convertían en kilómetros por la distancia que había entre ellas en mantenimiento y número de fieles que las visitaban.
Mientras que el Señor de las Maravillas es visitado por miles de creyentes procedentes de todos los lugares del país y hasta del extranjero, desde artistas, políticos y hasta pordioseros, San Juan de Dios estaba en el abandono y en ruinas.
Pero esto no mermó el entusiasmo de Luis Maldonado, al contrario, fue un reto que emprendió mediante una cruzada por el rescate del templo, que rindió frutos a largo plazo. Aunque la tarea fue difícil, lo logró.
Gracias a su trabajo, ahora San Juan de Dios es una de las iglesias más bellas de Puebla y por ello el féretro fue enmarcado por las grandes cúpulas y por un precioso altar estilo barroco. Por eso los aplausos de los fieles brotaban como espuma de agua de mar.
Por su éxito, Luis Maldonado fue encargado de otra proeza por la arquidiócesis: lograr la recuperación del templo de Santa Anita, una iglesia ubicada en uno de los barrios populares más pobres de Puebla y con el peor deterioro en la entidad.
Desde hace cuatro años emprendió otra cruzada, la que inició desde tocar puertas de oficinas de autoridades estatales, federales y municipales, hasta la de organizar kermeses, rifas y hasta una protesta nunca antes vista en Puebla.
Fue tal la desesperación de encontrar oídos sordos en las autoridades, que emprendió una manifestación de católicos, llevando la imagen de Santa Ana, una de las más veneradas de Puebla, al zócalo de la ciudad. Ahí empezó a labrar el camino.
Fueron muchas las decepciones que pasó con la reedificación de esta iglesia, pero más los logros, al conseguir que no sólo autoridades voltearan la mirada, sino que la sociedad en generillo hiciera, todo documentado por Intolerancia Diario desde hace cuatro años.
El templo de Santa Anita, en la cruzada por el rescate desde hace cuatro años, ha logrado obtener fondos del ayuntamiento por más de 2 millones de pesos, que fueron empleados en la mejora de la fachada.
Aunque ahora ya no se ven las grietas o la torre a punto de caer, al entrar, los apuntalamientos con madera —los que también fueron pintados— recuerdan que aún falta mucho por hacer.
Y es que se necesitan más de 11 millones de pesos para la recuperación total del inmueble, dinero que aún no se sabe de dónde saldrá.
Luis Maldonado dejó el templo de Santa Anita con 40 por ciento de su reconstrucción, su corazón no soportó una operación, pero, contradictoriamente, su obra soportará por mucho tiempo el paso de los años y, como su apellido, dejó muchos frutos que recoger.
Arzobispo
El arzobispo Víctor Sánchez Espinoza lamentó el deceso de Luis Maldonado. Después de oficiar la misa de cuerpo presente, destacó la loable labor realizada por el presbítero en el templo de Santa Anita.
“Él trabajó en esta comunidades; inclusive, este templo lo levantó material y espiritualmente. Trabajó mucho en el barrio de Santa Anita con el problema que tenemos ahí, que el templo está muy mal.
”Gracias a Dios trabajó junto con la comunidad, trabajar, trabajar y trabajar, y lo poquito o mucho que se hizo se lo debemos a él y a la comunidad.
”Ahora estoy pensando en un sacerdote que venga a seguir la misma obra, la gente que viene también es muy entusiasta, que no decaiga esto, al contrario, que siga creciendo la vida de fe y la vida cristiana en estos barrios”.
—¿En qué tiempo levantó San Juan de Dios?
—Él estuvo aquí 22 años, pero su trabajo fue de poco tiempo, yo llegué hace cinco años de arzobispo y ya encontré esto muy bien hecho, muy bien trabajado, ahora está en muy buenas condiciones y fue trabajo de él.
“En Santa Anita lo deja apenas en un 40 por ciento, el padre que venga también es muy entusiasta, espero que lo levante por el bien de la comunidad, la que estimo mucho”.
La última entrevista
Justo hace dos meses, el 27 de agosto, Luis Maldonado celebró su última fiesta a Santa Anita, en su día.
Todo en medio de la incertidumbre que se cierne sobre el templo, el cual podría ser cerrado definitivamente por seguridad, tras la revisión de una especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La iglesia vive desde hace más de cuatro años una cruzada por su rescate, cuyo final feliz aún se ve muy lejano.
En su última entrevista para Intolerancia Diario, Luis Maldonado Frutos reveló la incertidumbre ante los señalamientos contradictorios de las autoridades.
—Todavía hay maderos apuntalando la estructura. ¿No hay peligro para la gente?
—No, pero hay problemas, el alto coro, la bóveda que no puedo, que no alcanzamos a reconstruir.
—¿Protección Civil les aseguró que no hay ningún peligro?
—Vienen y ven y dicen que no hay peligro, que hay seguridad, pero no sabemos a quién creerle porque hay un oficio de INAH, luego de que la arquitecta Elsa Loranca vino y se espantó de ver el templo, por eso pidió un oficio para que lo cierren, entonces no sabemos qué sucede.
“Me habló para decirme ese templo, este mucho peligro, la bóveda principal fracturada, toda la nave estructural perjudicada, le dije que nos dijo el INAH y Protección Civil que hay seguridad, entonces me dijo que iba a mandar un oficio para que se cerrara el templo, de eso ya hace tres semanas.
”Le dije que esto tiene que arreglarse cueste lo que cueste y sin accidentes”, sentenció finalmente.
Asimismo, señaló que seguirán las colectas y las solicitudes a las autoridades para que apoyen a la causa, ya que no sólo es un templo católico, sino que está catalogado como inmueble histórico.
“Nosotros tenemos muy pocos fondos, pero teníamos el problema o el miedo de que con las lluvias teníamos goteras se inundaba.
”Como no tiene cimientos, tenemos miedo que nos hundiéramos, pero afortunadamente tapamos las goteras y al parecer ya no hay problema, pero esta parte sigue sin cimientos”, comentó.
Hay que recordar que, tras un estudio arquitectónico, se comprobó que con el paso del tiempo los cimientos de la iglesia literalmente se pulverizaron.
“Entonces, tenemos dos problemas. Primero, nuestro templo en ruinas, segundo, lo económico, sin embargo, todos pensamos que cueste lo que cueste y que sea lo que sea este templo tiene que ser restaurado”, señaló el padre Maldonado Frutos
Además, indicó que recientemente le hicieron la petición al ahora presidente municipal electo, Antonio Gali Fayad, al tiempo de reconocer que el ayuntamiento de Eduardo Rivera si ayudó. “No hablamos con él pero le dimos una carta el día que fue electo”, dijo
—¿Qué están pidiendo?
—Son 11 partes, nos quedan 10, por lo menos son 14 millones, le hemos metido tres, nos faltan 11. Ya tenemos los estudios, propuso el ayuntamiento, lo único que nos hace falta es dinero.
También, recordó que el ayuntamiento de Puebla aportó 2 millones de pesos, y ahora los fondos obtenidos en colectas por los feligreses ascienden a 150 mil pesos.
Adicionalmente, señaló que insistirán en lograr recursos del Foremon, programa tripartito entre ayuntamiento, gobierno estatal y federal. “Esperemos que el ayuntamiento sea generoso en los demás o nos diga nosotros pagamos todo. Ellos tienen muchos millones.
”Ahorita que ya pasaron las elecciones, que nos interrumpieron mucho, vamos a hacer lo que sea y pésele a quien le pese, pero Santa Anita tiene que restaurarse.
”Teníamos una torre a punto de caerse, antes, cuando se tocaba la campana de 4 toneladas y media, se movía todo, ahora ya no se mueve, no ha habido problemas ahorita, y de eso ya hace como ocho meses.
”Vamos a regresar a las colectes porque construir otro templo como Santa Anita ya no es posible, estamos jugándonos mucho en el exigir el rescate del inmueble histórico y muchas cosas que tiene, todo por el bien de Puebla”.
Vida y obra
Nació el 8 de mayo de 1948 en Indaparapeo, Michoacán. Entró al seminario a los 13 años, con los padres Maristas. Estudió en Guadalajara. Se ordenó sacerdote en 1980, el 22 de diciembre. A Puebla llegó para ayudar al padre Lucio, en la parroquia de Chiautzingo. Desde hace 20 años, era el rector del templo del San Juan Dios, hace 4 años tomó la rectoría de Santa Anita y reconstruyó ambos templos.
En Santa Anita hizo obras para que no se cayera el templo.
“La Arquidiócesis de Puebla eleva oraciones por el eterno descanso de tan apreciado sacerdote y se une a la pena de sus familiares y feligreses”.