A las 16:27 horas, y con una temperatura superior a 30 grados centígrados, Joseph Ratzinger descendió del avión de Alitalia que lo trajo a territorio mexicano. Mariachis, porras y bailes típicos de algunas regiones del país integraron la escenografía con la que mexicanas y mexicanos lo recibieron.
Dos horas antes de que llegara el sumo pontífice, quienes asistieron a recibirlo se colocaron una gorra blanca con la leyenda “Bienvenido Benedicto”, y portaban dos banderas: la de México y la del Vaticano.
Los casi 200 obispos y cardenales tuvieron que cubrirse del sol colocando la gorra sobre el tradicional solideo que portan los jerarcas católicos.
Durante la espera, los asistentes presenciaron bailes tradicionales, escucharon un “himno” que se compuso al papa para esta visita, además de entretenerse con porras y olas humanas que, entre bromas, decían eran para controlar el calor.
Una vez abajo del avión, el papa Benedicto XVI fue recibido por el presidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala, con quienes compartió el estrado.
Tras el discurso del presidente Calderón, quien en diversas ocasiones hacía pausas para dar lugar a las porras y aplausos de los presentes, llegó el momento del mensaje del papa, quien pronunció en perfecto español: “los quiero con toda el alma”.
En su primer mensaje al país, el máximo jerarca de la Iglesia Católica aseguró que rezará por quienes sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia en México.
Al término de los discursos vinieron los mariachis que interpretaron “Viva México” y “El son de la negra”, acompañados de más bailes típicos de la región.
Entre los asistentes estuvieron los gobernadores del Estado de México, Eruviel Ávila; Jalisco, Emilio González Márquez; Guanajuato, Juan Manuel Oliva; Morelos, Marco Adame; Puebla, Rafael Moreno Valle, y Durango, Jorge Herrera Caldera.
Además los presidentes del Senado de la República, José González Morfín, y de la Cámara de Diputados, José Guadalupe Acosta Naranjo, ambos acompañados de sus respectivas esposas, y el senador perredista Carlos Navarrete.
También las panistas Mariana Gómez del Campo y Luisa María Calderón, los tres hijos del presidente: María, Luis Felipe y Juan Pablo, y la hija menor del ex presidente Vicente Fox Quesada, Paulina, quien iba acompañada de sus dos hijos.
El papa saludó de mano a asistentes a su recepción, incluyendo a un grupo de discapacitados de la entidad.
La nota discordante la ofreció el perredista y presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Guadalupe Acosta Naranjo.
Benedicto XVI saludó de mano a integrantes de la clase política, acompañado del presidente Calderón. Quienes lo saludaban, por cortesía, volteaban a su derecha y saludaban también al mandatario mexicano.
Sin embargo Acosta Naranjo, tras saludar al pontífice, dejó con la mano extendida al titular del Ejecutivo federal.
La actitud del perredista repercutió inmediatamente en los usuarios de las redes sociales, como Twitter, quienes criticaron el gesto poco cortés que tuvo el perredista con el Presidente de México.
Entre los comentarios hubo quienes lo justificaron al argumentar que esa es la postura de la izquierda, mientras que el propio legislador nayarita negó que hubiera dejado con la mano en el aire a Calderón Hinojosa.