Ayer a las 12:00 horas el sacerdote Julián Castro ofició la misa y en la homilía por última vez se pronunció el nombre del papa Benedicto XVI, ya que mientras esté vacante la sede se hablará de los cardenales y los obispos de Puebla.
En la misa donde asistieron unas 30 personas se brindó un aplauso al obispo de Roma, y posteriormente se hizo un receso de unos 20 minutos esperando la hora para que quedara vacante la sede como sucedió el 2 de abril de 2005 cuando falleció Juan Pablo II.
A las 13:00 horas, en el momento de la renuncia, había sólo 42 fieles al interior de la Basílica Catedral mientras en el exterior la gente miraba hacia los campanarios. De acuerdo con la información fueron 60 los repiques que se dieron en 283 templos de la región durante 15 minutos, a manera de homenaje.
El arzobispo Víctor Sánchez emitió un comunicado: “En este día histórico para la Iglesia, en que su santidad Benedicto XVI ha dejado el pontificado, la Arquidiócesis de Puebla le manifiesta una vez más su profundo afecto y viva gratitud por su testimonio de abnegado servicio apostólico, por el bien de la Iglesia y de toda la humanidad. Queda en los católicos de Puebla un corazón agradecido por sus luminosos 8 años en los que hemos vivido con fe momentos hermosos de luz radiante en el camino de la Iglesia.
”Ahora, unidos en la oración con toda la Iglesia, le pedimos al Señor para que el Colegio de Cardenales, llenos del Espíritu Santo, elijan según el Corazón de Jesús al papa que la Iglesia necesita.”
No a los rumores
En tanto, el obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, en un documento fijó su postura: “Ha habido muchos comentarios en relación a dicha noticia: unos son negativos e hirientes; otros manifiestan perplejidad e incertidumbre; otros más han acogido con respeto y admiración esta decisión. El papa ha sido consciente de ello, pero ha dado este paso no buscando el bien personal, sino el bien de la Iglesia.
”El papa nos sorprende subrayando que no se retira a la vida privada. El papa —dijo— no se pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos pertenecen a él (…) no se puede volver más a lo privado (…) sino que quedo de modo nuevo ante el Señor crucificado (…) Seguiré acompañando el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con aquella dedicación al Señor y a su esposa que he buscado vivir hasta ahora cada día y que quiero vivir siempre.”
De modo que Benedicto XVI no se recluye, sino que seguirá en el corazón de la Iglesia. Nos pertenece a todos y todos le pertenecemos a él.
Vendrá el cónclave y el papa nos invita a orar por los cardenales que elegirán al nuevo sucesor de San Pedro. También nos invita a orar por la Iglesia, con la “alegre certeza de que el Señor está a nuestro lado, no nos abandona, es cercano y nos rodea con su amor.
”No obstante los largos años como obispo y luego como papa, Benedicto XVI no ha dejado sus raíces de hombre sencillo y sensible a la relación humana: aquí se puede tocar con la mano qué cosa es la Iglesia: un cuerpo vivo, una comunión de hermanos y hermanas en el cuerpo de Jesucristo que nos une a todos. Experimentar la Iglesia de este modo y poder casi tocar con las manos la fuerza de su verdad y de su amor es motivo de alegría, en un tiempo en el que tantos hablan de su declive.”