María, nació desnutrida en el hospital de San Alejandro en el IMSS, con una semana de vida apenas pesa un kilo 600 gramos. Su peso apenas es la mitad de lo que un bebé debería pesa niño al nacer.
Sin embargo, Mary -como ya le dicen de cariño sus familiares- carece de masa muscular, comprobado en sus frágiles brazos y piernas, su vientre se hincha con cada inhalación, lo que denota más sus costillas pegadas a la piel.
Su madre también de nombre María, espera con desesperación que sobreviva. Lleva desde que dio a luz, por lo menos tres días afuera del hospital de maternidad más grande del sureste del país.
María, a sus 29 años apenas alcanza el metro y medio de estatura. Al igual que su hija está desnutrida y eso que la joven madre estaba en un programa federal para evitar la desnutrición por gravidez.
En su expediente clínico se destacaban los 36 kilos y medio que pesaba antes del embarazo, tras su pequeño tratamiento aumentó a 40 kilos, aún abajo 10 kilogramos de lo que debería pesar.
Sus otros tres hijos también sufren desnutrición moderada, y al igual que su hermanita, estuvieron cerca de dos meses en la incubadora.
Muertes en Azumiatla
Azumiatla, junta auxiliar del municipio de Puebla, es la localidad con más alto índice de desnutrición en todo el estado. Sobrepasa inclusive a municipios serranos. Sin embargo, en esta comunidad la excusa no es la lejanía, sino el abandono de autoridades es la respuesta.
Ximena Bustos de apenas nueve años de edad, por su baja estatura y menuda complexión podría pasar por una estudiante de primero de primaria.
Como ella, existen cientos de pequeños que este Día del Niño no celebrarán nada en Azumiatla. Ya será un logró llevarse un alimento a la boca.
Ximena sufre desnutrición crónica, la baja talla que es resultado de una alimentación precaria, sumada a los efectos de infecciones agudas repetidas. Se alimenta principalmente de tortilla, chile, sopa y frijoles.
La mayoría de los niños que logran desayunar antes de ir a la escuela, solo toman café o comen tacos con salsa.
Se trata de niños cuyos semblantes lucen cansados, y la piel de sus caras y brazos es opaca y reseca, llena de manchas o como ellos les llaman “giotes“ , al igual que su cabello.
Golpes, miedo y hambre
Decenas de niños de la calle viven con miedo constante, amenazados en muchos casos por sus explotadores para hablar. Son pequeños de entre 6 y 14 años quienes en lugar de llevarse un pan a la boca, llevan una bolsa de pegamento o cemento.
Intolerancia Diario trató de entrevistar a unos pequeños dedicados a la venta de chicles en la calle, pero fue imposible, simplemente con su carita de miedo coincidieron en señalar “no puedo, me están viendo, no puedo hablar”.
-¿Qué pasa si hablas conmigo?
-Pues me pegan, mejor ya cómprame un chicle- dijo para retirarse corriendo con la venta.
La gran mayoría de los niños que deambulan por la ciudad de Puebla vendiendo diversos productos, son explotados por sus familiares y en algunos casos no comprobados, por mafias bien organizadas, ante la vista de todos.
Una investigación del Colegio Ángeles de Puebla en 2010 sobre los niños de la calle en la capital del estado, San Andrés y San Pedro Cholula, comprobó la triste y difícil situación en la que viven los menores en la capital del estado.
La mayoría de los infantes de entre 7 y 14 años de edad tratan de escapar del maltrato familiar, de la pobreza física y afectiva que generalmente no tienen en sus casas.
Sin embargo, en la calle han encontrado más pobreza, accidentes, violaciones, heridas, enfermedades y hasta la muerte.
Sin dinero ni sueldo fijo o familia que los mantenga, vagan mendigando y en algunos casos robando para satisfacer su hambre.
Muchas niñas de esas edades se dedican a la prostitución el hoteles de pleno centro de la ciudad y muy pocos son los que trabajan en un empleo fijo.
La primera causa que lleva a un niño a la calle es el maltrato en sus casas de parte de sus familiares, seguido por problemas de alcoholismo que tiene algún miembro de su familia, quienes al llegar borrachos golpean a los pequeños.
En tercer lugar están los problemas de drogadicción que tiene algún miembro de su familia, quienes también golpean a los niños y el cuarto es maltrato departe de sus propios hermanos los que llegan a verlos como algo indefenso que pueden maltratar.
Cuando los menores salen de su casa, en primer lugar buscan independencia de sus padres y pensando que no van a tener que respetar ninguna regla y por lo tanto tampoco cumplirla, sin tener que hacer caso a nadie.
Piensan además que pueden obtener dinero fácil ya sea robando o pidiendo dinero en la calle.
Niños trabajadores
Pero también existen cientos de niños que no han huido de sus casas, sino simplemente por la pobreza que viven tratan de ayudar trabajando sin asistir a la escuela.
Van a sus casas por las noches o los fines de semana, por lo que son llamados niños en situación de la calle.
Los niños trabajadores existen por cientos, pese a la existencia de leyes que establecen una edad mínima para trabajar, muchos niños desarrollan a diario tareas laborales de diversos tipos, especialmente en el centro de la ciudad.
Vendedores callejeros de tarjetas, caramelos, rifas, etc:, limpiadores de parabrisas en los semáforos; vendedores en ferias de alimentos y de ropas; .
En general llegan solos al centro de la ciudad por las mañanas y regresan a sus hogares en barrios alejados al atardecer o en la noche.
Ellos mismos administran su trabajo, sus horarios, sus ganancias. A su vez, el centro de la ciudad significa para ellos no solamente su área de trabajo, si también el lugar donde jugar y donde relacionarse con sus pares o con los adultos de la zona.
Los pequeños se hallan expuestos a los riesgos determinados por una prolongada permanencia en las calles y la violencia, violaciones sexuales, robos, inhalantes, desnutrición, son algunos de los peligros que atentan contra estos niños.
Desnutrición
Datos del 2010 señalan que la desnutrición de menores en el estado de Puebla es muy grave, al grado que la Secretaría de Salud en ese tiempo tenia detectados detectados 20 mil 755 pequeñitos con algún grado de desnutrición, de ellos 387 niños se encuentran graves.
En el último lustro entre 2005 y 2010, murieron de hambre 417 niños, cinco de ellos en los primeros dos meses de este 2010; 64 en 2009; 67 fallecieron durante el 2008; 75 perdieron la vida por desnutrición en 2007; mientras que en 2006 fueron 101 los niños muertos por estas causas y 105 en 2005.
Las cifras fueron proporcionadas a Intolerancia Diario mediante la Ley de Acceso a la Información por el departamento de evaluación y estadísticas de la secretaría de Salud de Puebla en el sexenio pasado.