Voceros de la Iglesia católica en Puebla advirtieron que el llamar “santa” a la muerte es como decir “la santa tuberculosis”, pues explicaron que es un proceso natural que no puede personificarse; asimismo, llamaron ingenuos a quienes le rinden culto, pero advirtieron que sus promotores son muy hábiles
Al respecto, manifestaron que es inexplicable cómo la gente es tan ingenua para caer en creencias sin bases bíblicas, filosóficas, teológicas o literarias.
Luego del culto que algunos rindieron en los días de Todos los Santos, los voceros indicaron que no se puede entender cómo convertir a la muerte en una persona, si es un fenómeno natural.
“Nosotros lo habíamos hecho desde hace mucho, pero como un chiste. Veíamos a los esqueletos como juego, se les ponía la guadaña, e incluso es parte del folclor mexicano.”
Asimismo, añadieron: “Ahora es una creencia, como si tuviera personalidad, y la muerte, que es un fenómeno que todos tienen que padecer la llegada del fin terrenal, y para los católicos un paso para la vida eterna”.
En tono de broma, dijo: “Es como una enfermedad, y tampoco decimos la `santa Tuberculosis´”.
Además, insistieron: No se entiende por qué la gente es tan crédula, y lamento mucho que es tan vacía de contenido, que ni siquiera Gobernación la ha registrado como asociación religiosa”.
Sobre la prohibición del culto, aclaró: “A Gobernación no le toca meterse con la libertad de creencias, sino apoyarla, cómo es que una creencia tan vacía y tiene seguidores, pero sus líderes son muy hábiles para convencerlos”.
El arzobispo dijo que hay que respetar la libertad de creencias, si alguien piensa que su dios es un sapo, pues no se le puede prohibir.
Manifestaron que lo que se debe hacer es catequizar a la gente, enseñarle que no tiene fundamentos, bases futuro, pero no entrar en una batalla, pero la libertad de creencia es una garantía. Si se debe convencer, tiene que ser con palabras.
Larga filas
Como cada año, la Cripta de los Obispos, que se encuentra en la catedral, se abrió a los fieles que esperaron de una a dos horas para poder entrar al lugar que se encuentra bajo el altar mayor, donde desde hace 38 años no se ha sepultado a nadie, el último fue el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz.
La cripta estuvo abierta de 8 a 20 horas y, como cada año, se formó una larga fila de personas que acuden a conocer el lugar donde reposan sus pastores.
El cementerio de los obispos data del inicio de la construcción de la catedral y fue concebido por el obispo Juan de Palafox y Mendoza.
En la cripta se encuentran sepultados 13 de los 35 obispos y los cinco arzobispos que ha habido en la diócesis de Puebla, la más antigua de América
En el interior del cementerio de los obispos se ven 10 gavetas sin nombre, donde podrán descansar quienes hayan sido obispos o arzobispos de Puebla.
Asimismo, se explicó que en la parte superior hay espacio para construir nuevas gavetas, en caso de que fuera necesario.
Sólo quienes hayan sido obispos de Puebla pueden ser sepultados en ese lugar, y en el caso de los obispos eméritos que radican en la entidad pero que no estuvieron en la diócesis, no cuentan con este derecho.
Por otro lado, el 1 de noviembre fue abierta la Capilla de las Santas Reliquias en la basílica, a fin de que se pudieran venerar los restos de algunos santos que ahí se encuentran, esto con motivo de la solemnidad de Todos los Santos.
La capilla se abrió desde las 7 y hasta las 19 horas, las reliquias de los santos mártires que ahí se encuentran, además de los que están en los altares de san José y san Miguel, se expusieron para que los fieles pudieran venerarlas y así admirar la obra de Dios realizada en ellos, aprender de su ejemplo y pedir su intercesión, de modo que, como ellos, podamos llegar al cielo por el camino del amor a Dios y al prójimo.
La capilla, ubicada en el lado lateral sur, donde se encuentra la urna que contiene las reliquias del beato Juan de Palafox y Mendoza, también aloja restos de algunos mártires, particularmente en la urna central, de origen filipino. En los bustos en yeso, elaborados en la Academia de las Bellas Artes, contiene reliquias de los respectivos santos: san Basilio, san Sotero papa, san Cornelio, santa Catalina de Siena, san Irineo y otros.
Bajo la mesa del altar está una escultura en cera, de san Florencio, que contiene huesos de este santo. Las pinturas realizadas por Juan Tinoco (s. XVIII), recuerdan el testimonio de santos como san Lorenzo, santa Úrsula, san Pedro y santa Bárbara.
Bajo el altar de san José se encuentra una escultura en cera, de san Satrapio, mártir romano de los primeros tiempos del cristianismo, la cual contiene algunos huesos. Además de santa Catalina de Siena, nombrada Doctora de la Iglesia (1347-1380) y que un día se le apareció Jesús y le dijo: “¿Me puedes servir apoyando al prójimo?” Entonces, ella se dedicó a la oración y al servicio de sus semejantes. Escribió obras de gran sabiduría e intervino en muchos asuntos públicos y privados.