La marcha partió del parque Juárez. Una convocatoria contenida que aguardó una hora para caminar hacia su destino: el zócalo de la ciudad. El abigarrado contingente estallaba en consignas.

Al frente de la marcha, un par de travestis con trajes típicos, de China Poblana, encabezan el desfile por los derechos sexuales y reproductivos y la no discriminación. Llevaban en sus manos la bandera de arcoiris y la bandera de México.

En su edición número 12, una combinación de experiencia y de ánimo, la marcha concentró diversas demandas: desde la creación de una ley para el reconocimiento de las personas transgénero, la “Ley Agnes”, hasta las exigencias a favor del matrimonio igualitario.
La solidaridad de los poblanos no se hizo esperar: Vehículos que sobre el bulevar 5 de Mayo tocaban sus cláxones y porras desde algunos balcones.

La exigencia central de la marcha LGBT de este sábado fue la aprobación, en el Congreso del estado, de una ley denominada coloquialmente “Ley Ágnes”, la cual reconocería diversos derechos de la población transgénero.

El contingente, que inició con unas 300 personas, salió del parque y se fue engrosando hasta llegar a su destino. Las clásicas banqueteras, personas LGBT que observan desde la banqueta la marcha, preservando el anonimato de su condición sexo-genérica se sumaron al contingente cuando arribó al zócalo de la ciudad exhibiendo a un colectivo apretujado, entre festivo y politizado.

“Es una marcha furiosa, una sola muerte es suficiente”, coreaban.
Una gigantesca bandera del arcoiris se extendía entre los jóvenes gay y las adolescentes lesbianas que acudieron a la demostración de la presencia LGBT en Puebla.

“Legalicen el amor, matrimonio igualitario ya”, se leía en algunos carteles donde personajes de cómic y cuentos se besaban: la Bella Durmiente con Blanca Nieves y Batman con Superman.

Otra preocupación del colectivo lésbico-gay, bisexual, transgénero (LGBT) son los asesinatos en contra de personas por su condición sexogenérica, denominados “crímenes de odio”.

En lo que va del año se han cometido siete “crímenes de odio”.
“Gobierno panista homofóbico y machista”, expresaban asistentes a la marcha, con una cartulina.

En abril de este año, activistas entregaron al Congreso del estado una iniciativa de ley llamada “Ley Ágnes Torres”, en memoria de la activista y psicóloga transgénero asesinada de manera violenta en marzo del 2012.

La iniciativa pretende realizar modificaciones al Código Civil estatal para allanar el proceso para que los ciudadanos transgénero modifiquen su nombre de acuerdo con su nuevo perfil sexo-genérico.

La población sexo-genérica, cuando se plantea cambiarse su nombre para identificarse con su nuevo perfil, sufre diversas “barreras” que le impiden tener pleno acceso a servicios públicos y educativos acorde con su identidad sexo-genérica.

El actor Darío T. Pie, caracterizado como “la Roña” —personaje de un elogio burlesco a la diva nacional María Félix— apeló a frenar la discriminación y el reconocimiento de igualdad para los sectores LGBT.

El actor, quien participó en la 12 marcha LGBT, señaló que se debe acabar con la discriminación por cuestiones sexogenéricas, la cual se funda en los prejuicios.

Además, el Comité Orgullo Puebla entregó en el zócalo de la ciudad diversos reconocimientos a medios de comunicación, a la revista ReversibleMx, revista especializada en temas LGBT, que ganó el Premio al Mejor Reportaje LGBT del 2013.

Ante un zócalo atiborrado y luego de las palabras sobre la relevancia de la “Ley Agnes”, se entregó otro reconocimiento por su trabajo periodístico a Juan Pablo Proal Mantilla, reportero de la revista Proceso y columnista del portal e-consulta, quien recientemente escribió el libro titulado Vivir en el cuerpo equivocado, texto periodístico sobre la vida de las personas transgéneros en su lucha por adaptarse a un mundo heteronormado.