El Día del Niño no todos los menores lo celebraron, sino que algunos trabajaron para llevarse un pedazo de pan a la boca.

En Puebla, la realidad de muchos niños es precaria, sobre todo por la explotación laboral y desnutrición, sobre todo en comunidades marginadas.

Tan solo datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) revelaron que en Puebla, al menos 236 mil niños con edades entre 5 y 17 años sufren de explotación laboral.

Esto ubica a la entidad como la quinta con mayor incidencia, sólo por debajo de los estados de Chiapas, Guerrero, Veracruz y Tabasco. Pero también la desnutrición infantil es uno de los problemas más graves en Puebla, según la asociación civil Save The Children.

Roy Caple Hernández, consejero de la asociación, señaló que la mortalidad infantil sigue siendo alta a nivel nacional, pues se tiene registro de que mueren 16.1 niños menores de 5 años, anualmente.

Detalló que las tasas más altas se encuentran en Puebla, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Campeche y Veracruz, donde superan las 18 muertes. Enfatizó que sólo 15 por ciento de los niños menores de 6 meses recibe lactancia materna exclusiva.

Además, un reporte publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2013, con base en datos de la Comisión Nacional de Población (Conapo), destaca que la tasa de mortalidad infantil en Puebla fue superior a la de estados como México (15.1), Tlaxcala (14.8) y Guerrero (14.7).

Caple Hernández destacó que Chiapas, Guerrero, Puebla y Oaxaca tienen porcentajes de pobreza superiores a 60 por ciento y de pobreza extrema superiores a 17, llegando incluso a 32 por ciento. Asimismo, lamentó que 33 por ciento de la población infantil indígena viva en condiciones de pobreza extrema.
 
Explotación laboral
Durante una visita a Puebla a principios de año, el subsecretario de Vinculación Laboral de la STPS, José Ignacio Rubí Salazar, destacó que trabajo infantil se vincula con el mapa de la pobreza.

Dijo que los estados más desfavorecidos son los que más niños ocupan para realizar trabajos destinados a adultos.

El problema principal derivado de obligar a un menor a realizar esfuerzos físicos inadecuados para su edad representa una grave transgresión a su salud y estabilidad emocional.

Los niños que laboran se insertan principalmente en tres sectores: el 34.2 por ciento en el rubro de comercio y servicios —generalmente negocios familiares—, 42.6 por ciento en actividades agropecuarias, y 23.2 por ciento en la industria.

De los 230 mil pequeños que trabajan en Puebla, 65.4 por ciento son niños y 34.6 por ciento niñas, mientras que por rango de edad 33.8 por ciento se ubica entre los 5 y 13 años y el otro 66.2 por ciento, entre 14 y 17 años.

A la problemática se suma que 10.5 por ciento de los hogares con niños ocupados están encabezados por un jefe de familia desempleado, mientras que un 25 por ciento más son casas sin la figura paterna, sostenidas medianamente por una mujer.

Pero seis de cada 10 niños explotados lo hace sin recibir ningún tipo de pago económico ni incentivo, generalmente por orden de los progenitores o por la situación precaria.

En contraste, 40 por ciento son remunerados, pese a no contar con ningún tipo de garantía ni seguridad laboral, al ser el empleo infantil ilícito.

La STPS estima que 26.8 por ciento de los menores de edad ocupados invierte 35 horas o más de forma semanal, un 45.8 por ciento menos de 35 horas en el mismo periodo, y 27.4 por ciento no tiene un horario fijo de trabajo.

Muerte por hambre
Según un reporte del INEGI, en 2013 Puebla fue el cuarto estado del país con la mayor cantidad de muertes por desnutrición, al contabilizar en 11 años a 8 mil 11 personas fallecidas.

Las cifras señalan que la entidad tiene, además, una tasa de decesos infantiles de 12.4 por cada 100 mil menores, el doble que la media nacional, de 5.4.

Según datos reportados por la institución durante el primer año de labores del gobernador Rafael Moreno Valle, murieron 204 niños a causa de la desnutrición, lo que representa 33 por ciento del total de casos de 2011.

Pero a pesar de las cifras, Puebla logró mejoras al reducir 30 por ciento el número de muertes por desnutrición del año 2000 al 2011, periodo en el que se implementó el Programa Federal Oportunidades para combatir el problema.

Datos del DIF estatal señalan que Puebla presenta un 27.4 por ciento de inseguridad alimentaria con una población de más de un millón 589 mil personas, lo que la ubica por debajo de la media nacional.

No obstante, debido a que existen 38 municipios donde habitan menores con algún índice de desnutrición, continuarán entregando las despensas para que los menores tengan una mejor alimentación.

Niños de la calle
Una investigación del Colegio Ángeles de Puebla realizada en 2010, sobre los niños de la calle en la capital del estado, San Andrés y San Pedro Cholula, comprobó la triste y difícil situación en la que viven los menores en la capital del estado.

La mayoría de los infantes de entre 7 y 14 años de edad tratan de escapar del maltrato familiar, de la pobreza física y afectiva que generalmente no tienen en sus casas.

Sin embargo, en la calle han encontrado más pobreza, accidentes, violaciones, heridas, enfermedades y hasta la muerte.

Sin dinero ni sueldo fijo o familia que los mantenga, vagan mendigando y, en algunos casos, robando para satisfacer su hambre.

Muchas niñas de esas edades se dedican a la prostitución en hoteles de pleno centro de la ciudad y muy pocos son los que trabajan en un empleo fijo.

La primera causa que lleva a un niño a la calle es el maltrato en sus casas de parte de sus familiares, seguido por problemas de alcoholismo que tiene algún miembro de su familia, quienes al llegar borrachos golpean a los pequeños.

En tercer lugar están los problemas de drogadicción que tiene algún miembro de su familia, quienes también golpean a los niños y el cuarto es maltrato por parte de sus propios hermanos, los que llegan a verlos como algo indefenso que pueden maltratar.

Cuando los menores salen de su casa, en primer lugar buscan independencia de sus padres y pensando que no van a tener que respetar ninguna regla y, por lo tanto, tampoco cumplirla, sin tener que hacer caso a nadie.

Piensan además que pueden obtener dinero fácil, ya sea robando o pidiendo dinero en la calle. Pero también existen cientos de niños que no han huido de sus casas, sino simplemente por la pobreza que viven tratan de ayudar trabajando sin asistir a la escuela.

Van a sus casas por las noches o los fines de semana, por lo que son llamados “niños en situación de la calle”.

Los niños trabajadores existen por cientos, pese a la existencia de leyes que establecen una edad mínima para trabajar, muchos niños desarrollan a diario tareas laborales de diversos tipos, especialmente en el centro de la ciudad.

Vendedores callejeros de tarjetas, caramelos, rifas, limpiadores de parabrisas en los semáforos, vendedores en ferias de alimentos y de ropa.

En general llegan solos al centro de la ciudad por las mañanas y regresan a sus hogares en barrios alejados, al atardecer o en la noche.

Ellos mismos administran su trabajo, sus horarios, sus ganancias. A su vez, el centro de la ciudad significa para ellos no solamente su área de trabajo, también el lugar donde jugar y donde relacionarse con sus pares o con los adultos de la zona.

Los pequeños se hallan expuestos a los riesgos determinados por una prolongada permanencia en las calles y la violencia, violaciones sexuales, robos, inhalantes y desnutrición, son algunos de los peligros que atentan contra estos niños.