Entre oraciones y aplausos inició la Procesión de Viernes santo en su XXVI edición, la cual fue encabezada por el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien debido a su estado de salud, realizó el recorrido en un carro eléctrico.
Las imágenes de la Virgen de la Soledad, Jesús de las Tres Caídas, la Virgen de los Dolores, Jesús Nazareno, así como el Señor de las Maravillas, cargadas por las cofradías, fueron aclamadas por alrededor de 150 mil fieles.
Al contingente se unió el presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato; la presidenta del patronato del DIF Municipal, Susana Angulo de Banck –en la 2 Oriente y 2 Norte-; metros adelante se sumó el titular de la SSPTM, Alejandro Santizo Méndez.
Sánchez Espinosa y el rector de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Emilio José Baños Ardavín, encabezaron la tradicional Procesión. Esta vez, el arzobispo se subió a un auto eléctrico, similar al papamóvil, por recomendación del médico, ya que cabe recordar que sufrió un infarto.
Al recordar la muerte de Cristo en la cruz, que entrega un mensaje de salvación y esperanza a la humanidad, el jerarca de la iglesia Católica destacó que el corazón de carne, prometido por Dios en los profetas, está ya presente en el mundo: “Es el corazón de Cristo traspasado en la cruz, lo que veneramos como el Sagrado Corazón; al recibir la eucaristía, creemos firmemente que ese corazón viene a latir también dentro de nosotros”.
Sánchez Espinosa, vestido de rojo en recuerdo de la sangre de Jesús derramada en el Calvario, detalló que el corazón de Cristo y la cruz son sinónimo de una vida de unión con el prójimo.
La Iglesia recibe así el Cuerpo de Cristo entregado por la salvación de la humanidad”, reiteró monseñor a lo largo de su mensaje realizado a un costado del templo de Guadalupe, ubicado en la avenida Reforma y 11 Norte.
Si el cordero del hombre vive en el cielo inmolado, pero de pie, también su corazón comparte el mismo estado; es un corazón traspasado, pero viviente; eternamente traspasado, precisamente porque está eternamente vivo por nosotros.
La cruz no es un signo que esté en contra del mundo, sino es un ser viviente para los hombres, porque da un sentido a todos del sufrimiento que ha habido, hay y existirá en la historia humana.
Dios no envió a su hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo se salve por medio de él”, subrayó. La cruz, insistió, es la proclamación viva de que la victoria final no es de quien triunfa sobre los demás, sino de quien triunfa sobre sí mismo; tampoco de quien hace sufrir, sino de quien sufre.
El hermanamiento de la comunidad es uno de los grandes retos que los poblanos y el resto de los pobladores del planeta debe asumir con la crucifixión de Jesús y su resurrección porque ese es el signo que debe de seguir la humanidad para mantenerse viva en el corazón de Cristo”, puntualizó Sánchez Espinosa.
Predica con el ejemplo
A lo largo del recorrido, el arzobispo rompió el programa de seguridad al permitir que los feligreses que se acercaban a la unidad móvil le extendieran la mano; en respuesta les impartió la bendición.
La fe viviente
De las cinco imágenes cargadas por cristianos y la Cofradía de Nazarenos: Virgen de Dolores, el Señor de las Tres Caídas, la Virgen de la Soledad y Jesús Nazareno, la del Señor de las Maravillas fue la más venerada y vitoreada por los católicos.