A pesar de que existe el decreto que obliga a los ciudadanos a utilizar el cubrebocas, los usuarios del transporte público se niegan a acatar la medida durante la pandemia por coronavirus, lo que podría poner en riesgo a los conductores, quienes para evitar conflicto deben permitir que suban a las unidades.
Lo anterior fue señalado por el representante de la Unión de Transportistas de Puebla, Arturo Loyola González quien señaló que a pesar de que los permisionarios y choferes están dispuestos a cumplir con las medidas, el problema es la actitud de una parte del público a la que no se le puede obligar a que para subir a la unidad tenga que usar mascarilla o cubrebocas.
Indicó que ante la inseguridad, y la violencia que hay en Puebla, si un chofer que presta el servicio en colonias conflictivas, condiciona a una persona el servicio, éste no sabe la reacción que va a tener, y por lo tanto opta por dejarlo pasar.
Loyola González explicó que la situación sería distinta de tener el apoyo de las autoridades que realicen operativos, o que en las paradas sean ellos los que repartan los cubrebocas para ir motivando a la gente a utilizarlos.
Señaló que la misma situación se presenta con la llamada sana distancia, luego de que a pesar de que aún no se entra a la Nueva Normalidad, la gente comenzó a salir desde el pasado lunes pues algunas empresas abrieron, y requieren ir a sus trabajos por necesidad, y el conductor no puede limitar el acceso a la unidad, en caso de que un pasajero, o pasajera comience a discutir.
Aclaró que lo recomendable sería que hubiera conciencia de todos los ciudadanos y acataran las medidas, sin embargo la realidad es diferente, y de acuerdo a lo que los conductores reportan, es que sólo la mitad está cumpliendo.
Apoyo especial
Advirtió que los conductores del transporte están poniendo en riesgo su vida a pesar de que tomen medidas de prevención, ya que los pasajeros se convierten en portadores del virus.
Señaló que ante tal situación, así como se plantea un bono para el personal médico, podría darse un estímulo a los conductores del transporte público que están trabajando, ya que se trata de un servicio estratégico.
Loyola González precisó que cada conductor tiene una familia, la mayor parte no tiene un seguro médico, va al día, y su familia también corre peligro.