Entre ellas se autodenominan “socias”. Son miles, y de diversas edades, desde jovencitas, hasta octogenarias, y con niveles académicos y perfiles laborales diversos. Todas comparten un gusto en común: El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez.
Son las seguidoras que tiene el funcionario en un sinnúmero de páginas en redes sociales. En esos espacios virtuales todas parten de la base que “el doctor es de todas”.
Lo admiran profundamente, reconocen su “sabiduría”, “inteligencia”, “capacidad”, “paciencia con la prensa”, “integridad” y “galanura”. Cada nueva foto subida a las páginas, en pocos minutos es objeto de cientos y hasta miles de likes, stickers y comentarios que no escatiman halagos de toda índole.
De una existencia tranquila, a la batalla contra el Covid
La probablemente tranquila existencia del doctor en epidemiología, por la Bloomberg School of Public Health, Johns Hopkins University, al que el presidente Andrés Manuel López Obrador, nombró vocero oficial de la estrategia en contra del coronavirus en el país, también dio un vuelco radical.
Su rostro fue conocido en todo México. Ya difícilmente podía ni puede transitar por la calle sin que le pidan selfies y mensajes para familiares y conocidos.
A principios de marzo, comenzó a aparecer en las conferencias de la noche (originalmente eran a las 21 horas), posteriormente para facilitar el trabajo de la prensa se movieron a las 19 horas, y hasta el domingo 30 de agosto, ya van 184 ruedas de prensa vespertinas.
Al principio, el también médico cirujano por la UNAM, maestro en Ciencias Médicas y especialista en medicina interna, parecía algo tímido, pero siempre ha mostrado elocuencia para traducir aspectos científicos y técnicos de lo que significa una pandemia. Logró poner en el vocabulario de la mayoría de los mexicanos palabras como curvas epidémicas -cuyo aplanamiento le ha costado múltiples señalamientos-, acmé, personas contagiantes, inmunidad de rebaño y Modelo Centinela, así como un sinnúmero de términos que antes a todos nos eran ajenos. Su “sí y solo sí” y “con mucho gusto se lo vuelvo a explicar”, son sus sellos.
Nace una estrella mediática
Poco a poco, el subsecretario acaparó la cobertura mediática de la epidemia en México, y se elevó al rango de una celebridad. Ya no era un funcionario más del gabinete de la Cuarta Transformación. Mientras más atención captaba, y cometía algunos tropiezos mediáticos, comenzaron las críticas, especialmente de los adversarios al gobierno federal, y su encargo se volvió menos terso.
Diversos medios y sus interpretaciones de lo que menciona han sido un problema constante para el subsecretario. Ya en varias ocasiones, algunos sectores, opinadores, políticos, partidos y hasta un bloque de gobernadores de oposición han exigido que sea removido del encargo, porque a su juicio falló. El experto, una y otra vez, insiste en que el tratamiento de la pandemia es científico y técnico, a diferencia de lo que ocurrió en 2009 con la influenza, y de lo que sucede en otros países con el abordaje de la actual crisis sanitaria. López Obrador, ha hecho oídos sordos a esas exigencias, dice que el subsecretario lo ha hecho bien.
Lo mismo opinan las legiones de seguidoras, pero también seguidores presentes en las páginas. Aseguran que “Gatell es chingón”, y que aquellos que lo critican hablan desde la ignorancia, la envidia y la necesidad de posicionarse ante el cercano 2021, e incluso el 2024, porque entre adulación, cumplido y reconocimiento a sus saberes, entre otros muchos aspectos, hay una constante que identifican bien: sus habilidades políticas.
Por eso están seguras que en ese rubro habrá un futuro para el doctor. Ni siquiera todas son proclives al actual gobierno, pero sí al vocero COVID y a su manejo de la pandemia. Lo consideran un acierto de la 4T y respaldan sus acciones por una alimentación saludable y en contra de los productos y bebidas chatarra.
Reporteros, sin nivel para debatir con López-Gatell
Detestan a los reporteros de cierta prensa que cada noche lo intentan hacer enojar y caer en contradicciones, y que distorsionan el mensaje, que politizan el uso de pruebas diagnósticas, del cubrebocas, del aplanamiento de la curva, el semáforo epidemiológico, y hasta los decesos. Prevén que en breve harán lo mismo con la temporada de influenza estacional y la vacunación. Entonces el epidemiólogo tendrá que librar una nueva batalla, y ahí estarán para defenderlo y mover hashtags a su favor.
Para sus seguidoras, cada una de las críticas a la gestión anticovid de López-Gatell son percibidas como una afrenta. Su defensa no tiene cortapisa. Lo escuchan. No solo lo miran. Analizan sus argumentos y comparten y ven sus entrevistas. Para muchas su mayor atractivo es su “inteligencia”, “simpatía” y “sencillez”. Algunas(os), lo han conocido personalmente en el aeropuerto, en el parque, en locales comerciales o en los alrededores de Palacio Nacional. Quedan convencidas que todo lo que imaginaron que podía ser el subsecretario, realmente lo es.