En una Puebla sui géneris, para el imaginario colectivo pareciera que es la ciudad que ha vencido al coronavirus, como una especie de isla en el mundo, donde salir a pasear con cubrebocas es una autorización al desacato.

Una boda en la Iglesia de El Carmen, con la novia y novio con la mascarilla, centenares de personas caminando en todo el corredor de la avenida 16 de Septiembre, 5 de Mayo y zócalo, decenas de vendedores ambulantes, es el marco de un fin de semana cualquiera.

Pero la realidad es otra, la capital del estado está a un paso de pasar a rojo, al ubicarse como en el sexto lugar nacional de los municipios con más contagios del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que mantiene al mundo en vilo.

La ciudad de Puebla tiene 856 casos activos, 2 mil 834 personas han perdido la vida y 28 mil 210 confirmados, según estadísticas federales.

Festejos primero, luego Covid

En la iglesia, los invitados van con sus mejores ropas, con cubrebocas combinable para no perder el glamour, incluso la mascarilla blanca de la novia luce a todo esplendor.

Todos listos para el festejo, pero antes la celebración, eso sí, a puerta cerrada en uno de los templos católicos con más tradición en bodas de Puebla.

“Una probadita”, ofrece un vendedor de nieves con la mano extendida con una cucharita con su producto, mientras exhibe algunos vasos ya preparados coronados con escarcha de chile en polvo o chamoy.

A unos cuantos pasos una pareja de invidentes de la tercera edad, entonan a todo pulmón una canción para poder lograr unas monedas, mientras su mascarilla está en la papada.

Al mismo tiempo, las filas de los clientes parecen interminables en las tiendas Woolworth y Bosco, donde a la gente no le importa esperar en la calle a entrar, sin ninguna medida de sana distancia, solo con su salvador cubrebocas.

Gente va y viene sobre la avenida 5 de Mayo, que fue dividida por vallas de ida y vuelta, pero que pocos respetan, ante la mirada inerte de algunos trabajadores de Protección Civil, que parecen vencidos ante la ola de personas que aglomeran la calle.

En el llamado Pasaje del Ayuntamiento, también la gente se sienta en sus bancas sin el menor cuidado de quién tienen al lado, la mascarilla es lo importante para ellos y les da esa confianza.

“Estás en una zona de riesgo de contagio por Covid-19", se lee en dos lonas colocadas en la plancha del zócalo, la que pasa desapercibida para muchos, incluso un joven se baja el cubrebocas a su lado, para poder gritar al teléfono alguna discusión personal.

En tanto, decenas de jóvenes se sientan dónde pueden, mientras se toman de las manos algunas parejas y besan de vez en cuando.

Este fin de semana para los poblanos pareciera que no fue distinto, ya que primero está pasear, buscar los regalos y comer en la calle, mientras el coronavirus acecha en todo momento, aunque haya mascarilla.

El Paseo

Dany y Dante, de la mano pasean por el zócalo de la ciudad. Lo hacen no sólo con su cubrebocas cada uno, sino teniendo listo gel antibacterial y hasta torundas con alcohol, para desinfectar donde vayan a quedarse.

Y es que para llegar hasta el corazón de Puebla, lo tienen que hacer en transporte público, donde utilizan las torundas, las que pasan por todo el asiento y tubos que toquen.

Para los jóvenes veinteañeros, no es fácil llevar una relación en tiempos del coronavirus, sin la libertad de antes y zozobra de hoy.

Pero eso no les impide tomar sus medidas sanitarias, para protegerse lo más posible, mientras en su paseo buscan lugares donde haya poca gente y evitan acercarse a las personas.

Dany acaba de mudarse del Estado de México, donde acaba de ser declarado el Semáforo Rojo de alerta máxima epidemiológica por el alto número de contagios.

“Es muy frustrante no poder salir y conocer la ciudad, porque a mí siempre me ha gustado, es frustrante no poder salir a las anchas a conocer la ciudad, ir a Cholula y todos sus bonitos lugares”, señaló.

-¿Cómo ven la situación aquí en Puebla?, la gente sigue saliendo-

-Sí, hay mucha gente y gente sin cubreboca y protección. Pueden tomar ciertas medidas, nosotros llevamos el botecito con algodón con alcohol, venimos en transporte público y desinfectamos.

-¿Qué le recomiendan a la gente que sale?-

-Que tomen esas precauciones, pueden seguir saliendo, pero deben respetar el espacio entre uno y otro, salir sumamente protegidos.

Mientras tanto, en la esquina del zócalo un grupo de jóvenes de las plataformas Didi y Uber Eats, esperan pacientemente que lleguen los pedidos a entregar, pero lo hacen platicando entre sí, algunos sin la mascarilla.

-¿Cómo les está yendo? -

-Él está estrenando moto, le está yendo bien- dijo un joven al señalar a su compañero que está semi recostado en su moto Italika nueva.

“Nos ha ido bien, ha mejorado (…) cuando empezó la pandemia si se cayó un rato, pero volvió a subir”, dijo orgulloso el joven mientras se acomodaba la mascarilla en su boca.

“No sé si vayan a cerrar otra vez los restaurantes, pero si los cierran vuelve a subir (…) no hemos tenido problemas”, señaló gustoso finalmente.