Cautivadora y desbordante de sentimientos, regresa la obra Conversaciones con Mamá, la cual se presentará el miércoles 31 de este mes en 2 funciones a las 19 y 21 horas, la sede el Teatro del Complejo Cultural Universitario.
Con las actuaciones de los primeros actores Queta Lavat y Jesús Ochoa y con la producción de Rubén Lara así como la dirección de Antonio Castro, veremos una historia llena de matices, donde Mamá (Queta Lavat) tiene 82 años y su hijo Jaime (Jesús Ochoa), 50.
De la trama y los personajes
Tanto Mamá como su hijo, viven en mundos muy diferentes. Y es que Jaime tiene mujer, 2 hijos, una hermosa casa, 2 coches y una suegra que atender. Mamá por su parte, se las arregla sola y sobrelleva su vejez con dignidad, hasta que un día, ocurre lo inesperado y es que la empresa para la que trabaja Jaime lo deja en la calle por razones de reajuste de personal.
Su lamentable situación lo lleva a decisiones drásticas, pues no puede seguir manteniendo su ritmo de vida, así que Jaime y su mujer, siendo los dueños del apartamento donde vive Mamá, se dan cuenta que no les queda alternativa, solo vender este lugar para seguir subsistiendo, ya que los gastos son muchos y ellos tienen una hipoteca sobre su casa, el pago atrasado del colegio privado de los hijos, las tarjetas de crédito sin cubrir y mucho más.
Por lo que Jaime tiene que ir al apartamento para decirle a su madre que no tiene más remedio que venderlo. Pero algo está por ocurrir que desmorona todas sus expectativas y que va a producirles un cambio radical en su existencia a los dos.
Conversaciones con Mamá, un montaje que cautiva de principio a fin y desborda sentimientos diferentes, gracias a un buen texto original de Santiago Carlos Oves; pero también a las actuaciones de 2 grandes como Jesús Ochoa y Queta Lavat. Una oportunidad para que la familia y público en general, disfruten de este montaje, el cual primero fue película en Argentina, posteriormente ha contado con diversas representaciones en distintos países, donde el mensaje siempre recuerda que independientemente del ritmo de vida, de las ocupaciones, intereses, cansancio y más; no hay pretexto para alejarnos de la familia y sobre todo para no tener una charla o conversación con mamá.