Arabia Saudita ha dado un primer paso para denunciar a Irán ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por el supuesto complot para asesinar al embajador saudita en Washington, una decisión que podría conducir a nuevas sanciones contra Teherán.

La misión permanente de Arabia Saudita ante las Naciones Unidas (...) solicitó formalmente al secretario general, Ban Ki-moon notificar al Consejo de Seguridad sobre la atroz conspiración”, informó el diario Asharq al-Awsat, a la vez citado por la cadena árabe Al Arabiya.

Estados Unidos anunció el martes pasado que había frustrado un complot de dos hombres vinculados a las fuerzas de seguridad de Irán para asesinar al embajador saudita Adel al-Jubeir, colocando una bomba en un restaurante de Washington.

La medida saudita se produce tras los comentarios del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien advirtió que presionaría para adoptar “sanciones más severas” contra Irán por el presunto complot.

Obama juró no tomar ninguna opción en la mesa, una frase que comúnmente utiliza para referirse a la posibilidad de utilizar la fuerza.

Tras ser anunciado el supuesto complot, el ministro saudita de Relaciones Exteriores, el príncipe Saud al-Faisal, acusó a Irán de “ser responsable” de ese presunto plan y advirtió que tomará una “respuesta mesurada”.

El gobierno de Irán asegura que la acusación fue inventada para aislar más a Teherán, cuyo polémico programa nuclear ha llevado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a emitir severas rondas de sanciones.

Todas estas presiones buscan evitar que avancemos”, dijo este domingo el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, citado por la agencia de noticias de su país IRNA.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, por su parte, afirmó la víspera que la acusación sobre el supuesto complot es "absurda y sin sentido”.

La noticia sobre el presunto plan aumentó la tensión entre Teherán y Washington, enemigos durante más de 30 años, desde que los estudiantes islámicos tomaron como rehenes a diplomáticos estadunidenses en su embajada en Teherán después de la revolución iraní de 1979.

Asimismo, las tensiones entre Irán, de mayoría musulmana chiíta, y Arabia Saudita, de mayoría sunita, se han elevado en los últimos meses, debido a que las revueltas árabes han alterado el equilibrio de poder en Medio Oriente.

A principios de este mes, Arabia Saudita pareció culpar a Irán, sin nombrarlo, por instigar enfrentamientos entre miembros de la minoría chiíta del reino y las fuerzas de seguridad, en los que 14 personas resultaron heridas.