El número de menores de edad migrantes atendidos por el DIF Nacional ha disminuido en el último año, como resultado del trabajo en las comunidades para evitar el éxodo de los jóvenes, destacó Cecilia Landerreche, directora del organismo.
“El año pasado atendimos a 16 mil 648 menores en albergues y módulos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en las fronteras. Y en 2011 suman poco más de ocho mil niños y adolescentes" precisó la funcionaria en el marco de la Semana Nacional de Migración 2011.
Landerreche Gómez-Morín explicó que esta disminución resulta en gran medida de la estrategia “Prevención y atención a niñas, niños migrantes repatriados no acompañados”, lanzada en 2007 por la presidenta del Consejo Ciudadano Consultivo del DIF, Margarita Zavala.
“Este programa se aplica en las fronteras norte y sur, y también hay una estrategia para atender en el lugar de origen (de los infantes y adolescentes), porque de nada sirve que los recibamos si no atendemos las causas que hicieron que salieran de sus casas”, expuso.
El objetivo es que ellos permanezcan en su lugar de origen por el gran valor que representan para el futuro de México, así como para evitar que corran los enormes riesgos que significa cruzar México y, en la mayoría de los casos, tratar de ingresar ilegalmente a Estados Unidos.
“Enfrentan riesgos físicos de accidentes, de hambre, pasar frío, de caer en redes de violencia, de explotación laboral y sexual, redes de trata; riesgo de perderse. Imagínese las noches de un niño solo en el camino hacia la frontera norte”, aseveró la directora del DIF Nacional.
Expuso que el problema de los niños migrantes que viajan sin compañía es que generalmente su migración no es una decisión individual o personal, sino que tiene que ver un componente familiar, como el que vayan a reunirse con sus padres o hermanos que trabajan en Estados Unidos.
“Muchas veces, los padres están allá, no pueden regresar, dejan de mandar remesas y se separan hasta que se pierde el contacto; la mamá se queda sola con varios hijos y en cuanto el niño termina la primaria o la secundaria, le pide que le ayude a sacar adelante a sus hermanos y decide emigrar.
Según las estadísticas del DIF, los principales estados expulsores de niños migrantes son Oaxaca, Guerrero, Puebla, Jalisco y Michoacán, y el grueso de las edades de los que viajan solos está entre 13 y 17 años.
Hay programas, como el de “Líderes comunitarios”, en el que los jóvenes pueden poner en marcha un proyecto productivo, se les dan becas para que puedan seguir estudiando, se apoya a las familias si es necesario, y se les facilita ayuda económica para que se trasladen a los centros de estudio.
El DIF cuenta con una treintena de módulos y albergues en la frontera norte y con cinco en la sur, donde reciben atención de emergencia e incluso médica, además de que pueden dormir, bañarse, comer y descansar un poco, explicó.
“Simultáneamente se trata de localizar a algún familiar. Si se localiza a uno que demuestre que es la persona quien dice ser, con documentos, se les entrega al menor; pero si pasan más de 24 horas sin que esto suceda, entonces pasan a la red de albergues”, añadió.
El DIF estatal se hace cargo de determinar qué procede: si los pequeños o jóvenes permanecen en el albergue en lo que se busca que se haga cargo de él la familia extensa, como abuelos o tíos, o si es sujeto de adopción.
Para los chicos de 12 a 18 años existe una instalación especial que depende del Instituto Nacional de Migración (INM) y que se localiza en Tapachula, Chiapas, toda vez que estos chicos representan una problemática más compleja.
“Era muy complicado atender a este perfil de niños y adolescentes en el albergue, porque muchas veces vienen con problemas de amenazas, de trata, de bandas, y por la seguridad de ellos y de los otros niños y de sus familias, era necesario separarlos”, explicó la funcionaria.
Landerreche Gómez-Morín expuso que uno de los resultados de la Mesa Interinstitucional fue la capacitación de los oficiales de Protección a la Infancia del Instituto Nacional de Migración, que ha sido de gran ayuda para atender a los niños en las estaciones migratorias, sobre todo a los extranjeros.
Entre los menores de edad atendidos en 2010 por el DIF en la frontera sur, hubo tres mil 200 niños extranjeros, la mayoría guatemaltecos, seguidos de salvadoreños, hondureños, algunos nicaragüenses y, como dato curioso, 40 estadunidenses, concluyó.