Humberto Moreira, expresidente del PRI, fue detenido ayer viernes a la una de la tarde en el aeropuerto de Madrid-Barajas, trasladado ante un juez para ser interrogado y, ya de madrugada, encerrado en la cárcel de Soto del Real por el "riesgo concreto de fuga", según explica el auto de prisión provisional sin fianza al que ha tenido acceso EL PAÍS.
El abogado del expolítico mexicano pidió libertad provisional, pero el juez la desestimó. Considera que la posibilidad de que Moreira huya de España "se acentúa por la facilidad que tiene, por sus recursos, medios económicos, vínculos con otros países y conexiones internacionales, de salir al extranjero y sustraerse así de la acción de la Justicia española".
El magistrado también afirma que existe riesgo de "destrucción de pruebas" y de que Moreira, por su poder de influencia, pudiera intentar "influir sobre otros investigados o testigos". E indica que, "en brevísimo plazo", debe comparecer ante el juez encargado del caso, Santiago Pedraz.
Moreira, que hace tan sólo cinco años fue presidente del PRI, el partido más poderoso de México, está ahora acusado de penas graves como blanqueo de capitales (hasta seis años de prisión en España), organización criminal (hasta cinco años), malversación de caudales públicos y cohecho.
Su detención se produjo a petición de un tribunal de Texas (Estados Unidos), que investiga desde hace años una red de desfalco de fondos públicos y lavado de dinero que supuestamente operó en el Estado de Coahuila (norte de México, fronterizo con Texas) en la etapa en que Moreira, de 49 años, era el gobernador, de 2005 a 2011.
En 2011 Moreira saltó a la presidencia del PRI, cumbre de su carrera, pero nueve meses después tuvo que renunciar por el escándalo de la deuda con la que había dejado al Estado de Coahuila. Apartado de la política, después del asesinato de un hijo en 2012 a manos de narcos, Moreira se fue en 2013 a España a estudiar un máster en Barcelona.
El documento judicial señala que durante su estancia en la capital catalana, alrededor de un año, recibió 218.000 dólares. Moreira argumentó ante el juez que eran fondos de empresas suyas que destinó a "atender a su subsistencia y a la de su familia mientras cursaba estudios de posgrado", pero el magistrado consideró que sus explicaciones no justificaban "el monto recibido ni los ingresos en efectivo por elevados importes ni las relaciones personales que se desprenden de las observaciones telefónicas pacticadas".
Parte del material recogido en la causa contra Moreira son conversaciones telefónicas. También incluye informes de estados de cuenta, transferencias y detalles sobre personas y sociedades que integrarían su supuesta red delictiva. En el auto se afirma que hay "sustento fáctico" para apoyar las acusaciones criminales que penden sobre Moreira. Nota tomada de El País