“Este es un pueblo pacífico”. La señora, diminuta, abre bien los ojos. Más bien trata de regañar a su interlocutor.
Manotea de manera enérgica.
Otra señora le hace segunda. “Entraron por esa calle los granaderos; y empezaron a golpear a la gente.”
Desde hace más de una hora un grupo de cinco o seis mujeres comentan los pormenores del conflicto de este lunes en Tlachichuca. Pero no se trata de un análisis desapasionado. Uno percibe la mirada severa de las mujeres cuando algunos reporteros entrevistan al personal del ayuntamiento de Tlachichuca.
Lo que defienden los pobladores es que no los tachen de “salvajes”. Enterados de lo que transmitieron la mañana algunas estaciones de radio, la molestia es evidente.
Un hombre rudo insiste. “Los medios están comprados. Nunca dicen la verdad.”
Al recordar lo que sucedió el lunes en el poblado agrícola, las mujeres se indignan: “Nosotros somos pacíficos.”
Lo que enardeció a la gente fue que lanzaran gases contra ellos, explican habitantes y critican que se les tilde de “pueblo salvaje”. La conversación de los habitantes contrasta con la afirmación de las autoridades.
Las autoridades señalan que hubo “intereses políticos” en la protesta.