Siete meses han pasado desde el operativo en Chalchihuapan, y Martín Romero Montes, uno de los lesionados del enfrentamiento entre policías estatales y manifestantes, desde hace apenas dos semanas recibe ayuda para las consultas médicas por parte de la Procuraduría de Puebla.
Ahora nada, ni el tiempo ni el dolor sufrido le quitan de la mente el recuerdo del momento en que un policía estatal le está apuntando, aunque después todo le fue confusión.
Para su fortuna ha recuperado el habla, tras un tratamiento y dos operaciones a lo largo de seis meses, las cuales le han costado a sus familiares más de 300 mil pesos de su patrimonio.
Pero su humildad le hace pensar que sería un abuso de su parte si pide indemnización, y es que afirma que ya lo han tratado muy bien las autoridades, al ir por él a la puerta de su casa diariamente para llevarlo a sus consultas en el Hospital Universitario en Puebla.
Apenas hace dos semanas aceptó el apoyo del área de apoyo a las víctimas del delito, cuando empezó a sentirse mal durante un largo interrogatorio que le hacía el Ministerio Público por el caso de Chalchihuapan.
“Cuando me puse mal, me dijeron que me llevaban al hospital que quisiera y, por no molestar, les dije que uno cerquita, el Hospital Universitario”, dijo, y desde entonces cada día recibe sus consultas médicas en este sitio.
Entrevistado en las puertas de su casa en esta junta auxiliar por un grupo de reporteros, teme ser fotografiado, pero finalmente accede al señalar con orgullo que su estado de salud ha mejorado, mostrando las cicatrices de su cara.
Martín Romero es la persona que sale en un video que se volvió viral en las redes sociales y le dio la vuelta al país, luego de sufrir una lesión en la mejilla, donde se ve claramente una figura circular en su rostro ensangrentado.
Así recuerda Martín Romero el momento en que fue lesionado en la mejilla, quebrándole el maxilar, lo que al parecer fue una lata de gas lacrimógeno, como la que hirió de muerte a José Luis Tlehuatle Tamayo, el mismo 9 de julio de 2014.
Ahora no tiene rencor, a sus 65 años de edad incluso está agradecido con las autoridades por el apoyo que recibe. “Me han tratado muy bien, vienen por mí y me pagan las consultas”, dice.
Desde ese entonces, es la primera vez que concede una entrevista a medios de comunicación, pero lo hace con temor y mucha desconfianza, lo hace poco a poco, como tentando el terreno.
“Vi cómo me apuntaba un policía”
Martín Romero Montes aparece en un video que se ha vuelto viral en las redes sociales, donde se muestra en shock luego de haber sido lesionado en la mandíbula.
En la imagen se muestra claramente que un proyectil incrustó en su rostro.
Fue el 15 de julio cuando salió de un hospital privado debido a que se le negó atención médica en los nosocomios del estado de Puebla, según algunos familiares, aunque él afirma que fueron dos semanas de estar hospitalizado.
Se le implantó una triple placa de metal para la reconstrucción de su rostro, su cara tuvo que ser reconstituida con cirugía estética.
—¿Su proceso de curación ha sido doloroso?
Claro que sí, imagínese que le meten una placa con seis tornillos, no es tan fácil, apenas llevo ahorita un mes que ya estoy hablando, afectó mi lengua también.
Martín, aquel 9 de julio, trabajaba en una parcela a un costado de la pista, pero cuando se dieron los hechos fue por su nieto a la escuela, por la preocupación de que fuera a salir herido.3
“Estaba yo desyerbando”, es lo primero que recuerda de aquel día trágico.
—¿Qué hacía ese día?
—Estaba yo cortando hierba, mero donde está la autopista, cuando vi mucha gente, aquí el pueblo es muy conflictivo porque hay mucha gente antorchista, vi a esa gente y hartos policías.
“No pensé que iba a suceder esto, nunca ha sucedido, hay plantones pero no ha sucedido. Tengo dos nietos en la secundaria, uno de 13 y 14 años, me acordé que iban a pasar, y como son niños traviesos, pensé que se van a meter en la manifestación.
”Entonces que escondo mi morona, y mi tlalacha entre la hierba, cuando llegué había hartos niños, les dije que se fueran, que no les interesa esto. Fue cuando vi que un policía, lo alcance a ver que me estaba apuntando, entonces los niños que ya los arrié, pero al otro niño sí le tocó.
”Un niño hasta me dijo ´yo me voy pero tu por qué no te vas’, pero no le hice caso, se fueron, cuando me tocó. La verdad ya no me acuerdo, se supone que me caí, pero no sé cómo estuvo, perdí el conocimiento, ya medio desperté hasta el hospital.
—¿Qué cree que le haya pegado?
—No es que crea, yo vi que me apuntó el policía (…) fue una bala de goma, nomás me cuentan, dicen que la bala de goma una muchacha o señora, no sé quién todavía me lo sacó.
“Pero de que fue un policía si fue, porque yo lo alcance a ver como a 20 o 30 metros”.
—¿Sabe en qué momento fue la agresión, si fue antes o después de la manifestación?
—Fue antes, fue al principio, eran como cuarto para las dos o las dos.
—¿Todavía no había motivo para dispersarlos?
—No, todavía no, inclusive muchos dicen que el presidente de aquí, pero no estaba, yo cuando me traían en la camioneta vi cómo llegó en una camioneta, al contrario, calmó a la gente. Pero tampoco fue gente de aquí, fue de muchos pueblos, pero se vinieron a reunir y claro que nos afectó.
Esperando indemnización
Señaló que aún no busca la indemnización, la cual le han ofrecido las autoridades del gobierno estatal, de las que aseguró que ha habido disposición, sobre todo para mejorar su estado de salud.
“El lunes me hicieron un ultrasonido, porque también me afectó aquí, inclusive el oído, ya me siento mucho mejor”, dijo al referir que le pusieron dos placas en cuatro operaciones en la clínica Revolución, en Atlixco.
Un cirujano plástico en la colonia San Manuel de Puebla fue quien le reconstruyó, todo pagado por sus familiares. “Ahora voy desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde a mis consultas, eso es de todos los días”, señaló.
—¿Cuántas veces ha declarado?
—Dos veces, una fui a la fiscalía a declarar, para que se dé la verdad, porque tampoco puedo declarar otra cosa (…) antes desde hace tres meses querían que declarara, pero no podía hacerlo, no hablaba.
“Les dije que iría a declarar cuando me sintiera bien, fue hace 15 días que me puse mal, cuando estaba declarando, hasta me trajeron hasta acá.”
Y explicó que acudió a hacer sus declaraciones ante las autoridades por propia voluntad. “Nadie me presionó, yo fui, no lleve abogado, me presenté solito, dicen aquí que teníamos miedo de que nos agarren, pero yo les decía que por qué tendría miedo si fui afectado”.
—¿Va a buscar la indemnización?
—No sé todavía, no sé decirle.
—¿Se lo han ofrecido?
—Sí, sí, sí, me dicen, usted tiene que buscar en atención para víctimas, y luego de ahí que ya me sienta bien vaya al fideicomiso del gobierno, me dijeron que el día que me sienta yo bien, ya puedo ir.
“Me dicen que no tengo por qué tener abogados, ‘pero si quiere que los ponga, que está en usted en su derecho’”.
—¿Lo del hospital se lo pagaron?
—No, todavía no me pagan nada, de las operaciones y médicos y medicinas todavía no.
—¿Cuánto ha gastado?
—Pues no sé mucho, el que sabe es mi yerno y mi hijo, son los que llevan esto, pero pienso que más de 300 mil, lo que costó mucho fueron los medicamentos, radiografías, eso fue en el hospital Angelopolitano.
Una plaquita de 2 mil o 3 mil pesos, otra de mil 800, el más barato es de mil 500.
“Desde que yo fui me dijeron el gobierno está disponible en reparar los daños y perjuicios en contra de usted, nomás que usted diga cuándo puede. El gobierno está en buena disposición y acepta lo que va a proponer. Pero me agarró la diabetes, me dicen que ya lo tenía, pero si lo tenía no me daba cuenta, como que lo aceleró.
—¿Sólo le están pagando sus consultas y no alguna indemnización?
—No, no he pedido tampoco, cómo voy a pedir si me están pagando mis curaciones, ahora sí sería también un abuso, yo pienso.
—¿Ha visto buena disposición?
—Sí, para qué le digo que no, hasta vienen en camioneta a recogerme (…) la verdad que les diré, si los otros (damnificados) cobran o no cobran, se les indemniza o no, ya es cosa de ellos.