¿Alguna vez ha sido infiel? Perdón que pregunte cosas que en realidad no son de mi incumbencia, pero es que con todo lo que he leído en la prensa, no pude evitar cuestionarme lo que pasaría si en realidad supiéramos a través de los medios de comunicación, las veces que las personas han (o hemos) sido víctimas del engaño por parte de la pareja.
Acostumbrados a leer noticias relacionadas con asesinatos, desaparecidos, inflación, crisis económica y demás, llama la atención la publicación de historias que se relacionan con la vida privada de las personas que no forman parte del círculo político o de la farándula.
Creo que el fenómeno es consecuencia de la revolución que han causado los avances tecnológicos, como el internet y, por supuesto, la aparición de las redes sociales, que si bien han beneficiado de alguna u otra forma a muchos, la realidad es que a otros les ha destrozado parte de la suya.
Un hombre engañado presentó, ante un juez de distrito, una denuncia en contra de su esposa por presunta infidelidad. Sus pruebas consistieron en más de 300 correos electrónicos enviados entre la acusada y un tercero, con quien al parecer sostenía una relación.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó la invalidez de las pruebas, pues en México la comunicación privada en cualquiera de sus casos —llamadas, mensajes y correos, entre otros— no puede ser intervenida, independientemente del contenido, pues la Constitución protege la privacidad de la misma.
Otro que estuvo peor fue un hombre que encontró a su mujer en pleno acto sexual con su amante. Lleno de furia los mató a ambos y ahora pasará más de 20 anos en prisión. ¿Dígame usted si eso no es ser tarado?
Como dice el chiste: Un cornudo se suicidó tirándose desde el quinto piso del edificio de su casa. La viuda, en pleno sepelio le dice a su comadre: “no entiendo, comadrita, ¡pues si le puse los cuernos, no alas!”
¿Sabía usted que en nuestro país para comprobar una infidelidad es necesario encontrar a la pareja consumando el acto sexual, el cual debe ser literalmente presenciado por un notario público para que certifique los hechos?
Seguramente para este hombre aceptar públicamente la infidelidad de su pareja no fue fácil. La cultura machista en la que vivimos pocas veces permite al varón reconocer que es vulnerable a cualquier circunstancia; sin embargo, no dudo que sus intereses hayan ido más por un tema económico que emocional.
La situación me parece penosa para el hombre engañado, pues en vez de ser víctima quedó como un verdadero imbécil, pero no por cornudo, sino por desconocer la ley.
Cabe destacar, que en México el adulterio ya no es catalogado como delito. El pasado mes de marzo fue derogado del Código Penal Federal el capítulo dedicado a castigar y sancionar la falta.
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