La aprobación de la nueva reforma electoral será el último clavo al ataúd del priismo poblano o, más bien, de lo que quedo del que durante más de 80 años fuera el partido hegemónico en el estado.
El tema no solo ha dividido a la bancada priista, sino también exhibió sus miserias. Como se vería cuando el diputado Jesús Morales Flores fuera en contra de la iniciativa presentada por el Ejecutivo, si su hijo cobra como director del Sistema Estatal de Protección Civil, lo que sería una incongruencia.
El próximo viernes 29 de este mes, cuando los priistas avalen con su voto la reforma electoral en el tema de redistritación y aprobando que al término del periodo constitucional del actual gobernador haya un mandatario de 22 meses, sellarán su tumba.
Apuntalarán un proyecto político ajeno al suyo, por más que digan que la nueva administración tiene más de priista que de panista; eso es solo un consuelo, en el fondo saben que avalarán con su voto que posiblemente nunca más regresen a gobernar las principales ciudades en el estado, mucho menos recuperar Casa Puebla.
A favor de la pobre bancada priista hay que decir que no tenían otra alternativa. Sus principales líderes políticos tienen expedientes tan negros que basta solo con enseñarles las primeras hojas y amagarlos, para que de inmediato se asusten y busquen la negociación.
La dirigencia nacional los abandonó por completo, ya que está más metida en el sueño de recuperar Los Pinos, sueño que se puede evaporar como hace seis años ya le ocurrió al expartidazo.
Los amagos de no apoyar la propuesta de ley, quedaron en solo eso, amagos. Si me preguntan qué negociaron, les diré que nada, absolutamente nada, fue sumisión total que rayó en la abyección.
La única amenaza que enfrentará la iniciativa de reforma electoral morenovallista, es obvió que proviene de fuera, a nivel nacional, en donde se sabe que hay fuerzas políticas como Convergencia, que apuestan por promover un recurso de inconstitucionalidad.
A ver qué dicen en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI sobre el papelón que harán sus diputados en Puebla.
Fortalecen al PAN y al Panal en Puebla
La decadencia del priismo local hará posible que dos fuerzas políticas en la entidad sean las que se fortalezcan, una por necesidad y la otra por amistad; se trata del PAN y del Panal que en la elección del próximo año darán prueba de esto.
Las dos fuerzas políticas tienen todo el apoyo del inquilino de Casa Puebla, quien ve con beneplácito, cómo ya lo hizo en el caso de Tecuanipan y Tlaola, el esquema de repartir el pastel entre estos dos partidos.
EL PRI se engaña si cree que tiene alguna oportunidad de ganar en 2012 algo en Puebla; en el esquema de Casa Puebla está que las dos senadurías de mayoría las gane el PAN, no hay cabida para otro partido y si Nueva Alianza va solo a la contienda del 2012, la otra senaduría de la primera minoría será para el Panal.
Los dos partidos consentidos del gobernador de Puebla —repito, uno por obligación y el otro por convicción—, serán quienes de verdad se disputen los distritos en el próximo proceso electoral, sobre todo si le dejan imponer al mandatario estatal a sus candidatos.
Las pugnas internas del priismo desatadas desde 2010 contribuirán también a que estos dos proyectos políticos se consoliden como las fuerzas hegemónicas en la entidad, aunque el dueño de la nomenclatura no será más que el gobernador.
Enrique Peña Nieto debe estar muy preocupado por lo que ocurre con el priismo poblano, el cual más que un activo es un lastre para su campaña rumbo al 2012.
Deferencias para Estefan
El próximo sábado sesionará el Consejo Político Nacional del PRI y ahí se rendirá un informe sobre el estado que guardan las finanzas del expartidazo.
Originalmente se había programado que fuera el propio dirigente nacional del tricolor, Humberto Moreira, quien leyera el informe elaborado por su secretario de Finanzas, el poblano Jorge Stefan Chidiac, pero no será así, el coahuilense prefirió que sea el propio Estefan quien informe sobre el estado que guardan los dineros del expartidazo.
Humberto Moreira tiene deferencias para Jorge Stefan Chidiac, el único priista poblano que hoy por hoy juega en las grandes ligas.
Réquiem por el priismo local
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