La inseguridad en Puebla se ha incrementado, si Mario Marín maquilló cifras ese es su problema. El hecho es que hoy basta con preguntar a un vecino o a un amigo, y todos van a decir que en Puebla se respira miedo, un miedo, que con o sin pactos con el narco, antes no se respiraba.
Hoy ver los retenes militares en la avenida Forjadores y Zavaleta es cosa común. A lo que aun no se acostumbra el poblano común y corriente —no el que cuenta con más de cien escoltas— es a lo malos tratos de los elementos de la XXV zona militar que revisan unidades comunes y corrientes, y dejan pasar a la delincuencia sin darse cuenta, eso no sucedía antes.
Pistola en mano, con torreta abierta, los inconstitucionales retenes se establecen en las calles de la Angelópolis y el ciudadano común y corriente que está acostumbrado a convivir en paz, no se puede acostumbrar a la serie de preguntas, ni mucho menos saber si esos retenes son de los buenos o de los malos.
Ayer precisamente, a un amigo se le fue el corazón al cielo, cuando a través de una llamada telefónica se enteró que uno de sus hijos, supuestamente había sido secuestrado, lo cual afortunadamente no fue cierto.
En varias colonias de Puebla, la delincuencia organizada se pasea como si estuviera en su casa y viaja hoy (como ha ocurrido en la colonia san Manuel) hasta con su cerrajero, que arranca literalmente las cerraduras para dar paso libre a la delincuencia. ¿También de esto tiene Marín la culpa?
La palabra Puebla estado de la paz, es pura demagogia y es que al gobierno le hacen falta reales operadores, a los que tienen dizque encargados de la operación política, sólo llevan chismes. El dedicarse a espiar que hacen los poblanos, y si hablan bien o mal del gobernador, no tiene ningún mérito, mejor que pongan en marcha, un programa real de prevención del delito. Llegar con el “todopoderoso” secretario general de Gobierno, Fernando Manzanilla para decirle quién anda con quién; quién es amante de quién o quién hablo mal de gobernador, eso es ocioso y la verdad da flojera. Mejor que vean TV Notas.

Un mail
“Por medio del siguiente correo, los alumnos de derecho, comunicación y gastronomía, incluyéndonos algunos administrativos y docentes de la Escuela de Gastronomía de la Angelopolis (EGA) y la Escuela de Jurisprudencia y Humanidades (EJH); deseamos expresar de manera abierta y públicamente nuestra inconformidad ante los terribles manejos que el rector Enrique Crispín Campos Ramírez ha tenido en relación con las instituciones que representa, ya que desde hace varios meses ha comenzado a tomar medidas de carácter administrativo y económico que afectan directamente la vida académica de estas universidades.
Una de las tantas medidas que más preocupa a todos, fue la decisión tomada para crear un nuevo plantel ubicado sobre la 18 Poniente entre la Gran Avenida y diagonal Defensores de la República, edificio que hasta la fecha sigue en construcción y donde alumnos y docentes nos hemos visto obligados a tomar clase, pese a la falta de un correcto equipamiento del lugar y el exceso de ruido provocado por albañiles que siguen en plena construcción, lo que definitivamente interfiere con la concentración de todos los que nos encontramos ahí de tiempo completo o medio tiempo.
Aunque ya han pasado dos semanas desde el inicio de clases, las condiciones del lugar no parecen mejorar, los maestros no cuentan siquiera con el material apropiado para trabajar y día con día la falta de computadoras, proyectores y equipo multimedia va minando el interés de los alumnos que necesitan de este equipo para realizar sus actividades; incluso el internet inalámbrico prometido a todos es inexistente, así como la cafetería y una biblioteca que se encuentran fuera de servicio y sin ningún material o libro. Aunado a lo anterior, cabe destacar las filtraciones de agua que el lugar presenta así como algunas otras fallas arquitectónicas que invitamos a observar directamente.   
Otro punto que atañe más a los alumnos que a los docentes, es el cambio de nombre de la institución y las respectivas incorporaciones que esta tiene con SEP y UAP; mismas que han generado en este semestre una separación de grupos y planteles, quedando todos los alumnos incorporados a UAP en el plantel ubicado sobre avenida 15 de Mayo 2933 y todos los incorporados SEP en el nuevo plantel antes mencionado.
Lo anterior ha traído confusión e inquietud a todos los alumnos de incorporación SEP, quienes han sido informados que ya no pertenecen a la Escuela de Jurisprudencia y Humanidades, sino a una nueva institución llamada Escuela San Ángel; misma que hasta la fecha los chicos desconocen si se encuentra dada de alta ante la Secretaría de Educación Pública del estado de Puebla y si afectara en sus planes de estudio y sobre todo su titulación y validez, puesto que sus inscripciones se encuentran bajo el nombre y registro de otras instituciones como es el caso de Escuela de Gastronomía de la Angelópolis (EGA) y Escuela de Leyes y Comunicación de la Angelópolis (ELCA), mismas que tampoco concuerda con el nombre original de Escuela de Jurisprudencia y Humanidades”.