La enfermedad del poder es mucho más grave que muchas otras que se consideran de sumo cuidado.
Quien es contagiado por el virus del poder sufre diversos síntomas, de los cuales el más común es la pérdida de la conciencia y el sentido común.
Estos enfermos suelen apartarse de la realidad, para vivir en su propio mundo, el cual es diametralmente opuesto al mundo real.
Seguramente vienen a su mente muchos de estos pacientes, quienes al igual que los alcohólicos con dificultad aceptan su enfermedad.
Esta enfermedad cronodegenerativa se agudiza en los pacientes que pierden al agente causante de la misma, que no es otro que el poder.
Si convivir y asimilar el poder les causa mareo, prepotencia, arrogancia, egocentrismo, soberbia, ambición y alucinaciones; la pérdida del mismo les provoca envidia, rencor, nostalgia, odio, depresión y negación a la realidad.
De ahí que estos últimos se conviertan en auténticos enemigos de la sociedad.
Como un simple ejercicio, los invito a ponerse la bata médica para diagnosticar a nuestros especímenes políticos y encontrar la gravedad de cada paciente.
En lo particular, diariamente los estudio y observo cómo se agudiza su enfermedad con el paso del tiempo.
Muchos de los infectados son invitados especiales de esta columna, los cuales seguramente seguirán apareciendo mientras no se apliquen la cura a este mal.
Y como la mayoría de las enfermedades, ésta no distingue colores, partidos, edades ni sexo; les pega a todos los que prueban las mieles del poder.
Sin embargo, hay algunos seres “harto poderosos”, que sin darse cuenta viven en etapa terminal.
Los síntomas son tan notorios que sobra decir los nombres de nuestros enfermos.

La desesperación zavalista
Triste, muy triste es ver a un hombre otrora poderoso mendigar la firma de la militancia partidista para justificar la ambición personal de ser candidato al Senado.
Al parecer, Javier López Zavala no puede aceptar que los tiempos políticos no le son favorables y que hoy debe abrir el espacio a otros personajes políticos con mayores posibilidades de triunfo para su partido.
Por momentos tengo la impresión que Zavala no se ha dado el tiempo para asimilar lo sucedido el 4 de julio de 2010 y las implicaciones de esa derrota.
Sin embargo, pese a todo —en un auténtico golpe de suerte—, podría revivir de sus cenizas.

De ultima hora
Tal y como lo comenté el miércoles pasado, la decisión de la cúpula priista benefició las aspiraciones del rector de la UAP, Enrique Agüera, quien encabezará la fórmula al Senado.
Sin embargo, durante esta madrugada, las diligencias nacionales del PRI, Nueva Alianza y Verde Ecologista discutieron la posibilidad de reasignar las candidaturas para dejar las dos plazas de Puebla al PRI, lo cual en teoría le abriría la segunda posición a Zavala.
Al parecer, las amenazas de registro de Zavala podrían rendirle frutos y darle el segundo lugar de la fórmula, ya que el primer puesto esta reservado para Agüera Ibáñez.
Esta mañana se conocerá la decisión final.
Veremos y diremos.