(Tercera parte de la triste historia del PAN poblano)
En 1997 la ciudad era gobernada por el PAN. Existía una diferencia muy marcada entre el alcalde Gabriel Hinojosa y su partido. Se había creado un grupo político llamado “Los Renos”, encabezado por Jesús Encinas, Héctor Montiel y los hermanos Óscar y Héctor Vera Arenas. Francisco Fraile era regidor pero tenía una enorme ascendencia en el panismo. Había creado un liderazgo moral. De ahí el mote de “El Pastor”.
Para las elecciones federales de ese 1997, Gabriel Hinojosa y su hermana Lupita —con el apoyo de los “Renos”— intentaron llevar a Julio Moctezuma Llano como candidato a diputado federal por el distrito 6 con cabecera en Puebla, pero la forma es fondo: cometieron fraude. Inflaron el padrón interno, compraron votos, acarreos y la operación tamal (dicen que estaban bien buenos porque los hizo Lupita Hinojosa, y eran de rajas y de mole).
Este hecho provocó una ruptura muy fuerte al interior del panismo. Julio Moctezuma y Guadalupe Hinojosa fueron suspendidos de sus derechos y prerrogativas por seis meses. El alcalde quedó sentido con su partido. También él tuvo que enfrentarse al panismo porque corrió a su secretario de Gobernación, Humberto Aguilar Coronado. Cuando le preguntaron a Hinojosa que por qué daba de baja al “Tigre”, el presidente municipal dijo “no hubo química”.
Ese hecho, hizo que el PAN le diera la espalda al alcalde poblano, quien ya de por sí sufría de la persecución de Manuel Bartlett.
En 1998, Ana Teresa Aranda busca la gubernatura y pierde contra Melquíades Morales. Algunos panistas están molestos con Aranda porque ella dijo que no aprovecharía su puesto para buscar la gubernatura y en una asamblea en el Auditorio de la Reforma, un grupo de albiazules sacaron una pancarta y gritaron: “¡Aquí y ahora, Ana Tere gobernadora!” La prensa se acercó con la señora y ella dijo: “Yo no lo pedí, pero si las bases del partido así lo quieren, pues…”
En el año 2000 Ana Teresa se enfrenta a Francisco Fraile para el Senado.
Fraile gana. Ana Teresa hace berrinche.
En 2001 inicia la verdadera división interna. Ana Teresa Aranda, Gabriel Hinojosa, “los Renos” y Arturo Carranco, exalcalde de Cholula, se unen contra el grupo dominante en el PAN que dirige Fraile. Ángel Alonso Díaz Caneja, en ese momento fungía como líder estatal de ese partido y como el frailista número uno.
Se peleaban por la alcaldía, por el grupo frailista, un representante de las familias custodias: Francisco Emmelhainz Naveda.
Por los contras pero de El Yunque: Luis Paredes Moctezuma.
Él (Paredes) con la chequera abierta del empesario Maximino Bear Sans va con la base militante. Los compra. Los convence. Les dice que ya estuvo suave que siempre sean los mismos candidatos. Que ya estuvo bueno. Que deben de dejar de pegar pendones y les promete que de ganar les dará puestos: habrá chamba para todos.
Hay una base lastimada y que se siente ofendida con el grupo de Fraile. Fue la rebelión de los vencidos.
En la elección interna, Paredes Moctezuma se impone contra Pancho Emmelhainz. Derrotan al frailismo en la casa del frailismo.
En esas mismas fechas, se va a elegir a los candidatos a diputados, en el distrito 1, con cabecera en esta ciudad; peleaban Gerardo Garcilazo (el “diputable”) y Fernando López Rojas (el más fiel de los frailistas, era el líder del grupo de los “cachorros”). Ese día, Maximino Bear y su chequera aparecieron otra vez y con muchos cheques con algunos ceros, lograron que el “diputable” le ganara a Fernando López.
Los frailistas habían perdido. Aunque seguían controlando a la estructura. Meses más tarde, Luis Paredes gana la alcaldía y desde ahí reta a Francisco Fraile. Una guerra que durará cuatro años.
El problema de Paredes fue que le ganó la soberbia, la líbido, el Lepanto y la ambición. Que de ello platicaremos en la siguiente entrega.
*La semana pasada falleció un amigo, Rafael Baldwin, él fue productor de Televisa México y muchos años del programa Siempre en Domingo. Por razones personales, él visitaba seguido Puebla y tuve la oportunidad de tratarlo tanto a él como a su esposa Velia y su hijo Rafita. A éstos dos últimos mi pésame y a Rafa: un hasta siempre.