Si un partido le ha fallado a Puebla lamentablemente, asumiendo una actitud que da asco, ese es el PRI.
Ayer, a través de mi cuenta de Twitter, sentencié que hoy ser priista en Puebla es sinónimo de agachón, indigno, zalamero y sumiso, y lo reiteró en este espacio. Los priistas, después de la derrota que sufrieron en 2010 a manos del hoy gobernador Moreno Valle, simplemente no han encontrado el camino como oposición y van rumbo a su desaparición en Puebla.
Cómo puede ser posible que el Instituto Electoral del estado, órgano integrado por otros indignos, y mire que tengo muchos amigos a los cuales de verdad estimo, se atrevan a aprobar una redistritación de ese modo y que los priistas increíblemente guarden silencio. Es una redistritación “a modo” de los intereses del gobernador del estado, la cual le permitirá tener la mayoría absoluta en el Congreso que fracturará al priismo y su “voto verde”, que aún le era leal, y ni así hacen algo o se atreven a levantar la voz.
Si esa redistritación se mantiene hecha netamente con criterios políticos que no poblacionales, para beneficiar directamente al gobernador y su proyecto transexenal, los priistas jamás volverán a gobernar Puebla. No hay forma de que regresen al poder, ni por más apoyos que puedan tener ahora por parte de la Presidencia de la República.
Es necesario que el CEN del PRI, si algo tiene de dignidad y si acaso le importa Puebla, voltee los ojos a esta entidad y dé un manotazo fuerte para exigir a la delegación estatal que tome cartas en el asunto.
Con la ley en la mano, al estilo de La Ley de Herodes, a los priistas los han despojado del poder y ni pío dicen, es un partido que no ha entendido su papel de oposición y que, por supuesto, va a pagar las consecuencias de sus actos.
Sin duda, el gobernador Moreno Valle se encamina a retener el gobierno de las principales ciudades del estado y también del Congreso local, al cual ya de por sí maneja a su antojo. Pero el gobernador no tiene la culpa, cualquiera en su lugar trataría de hacer lo mismo; la culpa es del partido que en el papel debería de ser el principal opositor a esas políticas pero, ni hablar: el que nace para maceta, no pasa del corredor.
Breves informativas
Ayer un grupo de diputados federales poblanos del PRI acompañaron a Manlio Fabio Beltrones “Don Beltrone” a su registro como candidato único para pastorear a la bancada tricolor en San Lázaro.
El grupo estuvo integrado por los diputados federales electos Víctor Díaz Palacios de Teziutlán, Filiberto Guevara de Izúcar de Matamoros, Javier López Zavala —plurinominal—, José Luis Márquez Martínez de Zacatlán y Guadalupe Vargas, diputada por Huauchinango e hija del secretario de Seguridad Pública, Ardelio Vargas Fosado.
El poderoso “Don Beltrone” conoce muy bien a Puebla y a los poblanos, los cuales por cierto, ya comenzaron a pelear por posiciones en las diversas comisiones.
Por cierto, el próximo viernes, el grupo de diputados federales electos por Puebla desayunarán con el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quien busca obtener el apoyo de los legisladores que entrarán en funciones el próximo 1 de septiembre.
Rivera presentará proyectos y solicitará el apoyo para obtener 500 millones de pesos para la rehabilitación de pavimentos de la ciudad.
Por la tarde, los mismos diputados comerán a invitación del secretario de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, con el gabinete morenovallista.
Manzanilla es tal vez el personaje con mayor capacidad dentro de la administración estatal y no escatima esfuerzos para tender puentes en favor de Puebla.
La indignidad del priismo
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