Aunque las encuestas no lo reflejen como tal, hay un hombre que empieza a construir los consensos necesarios para convertirse en el candidato del PRI a la presidencia municipal de Puebla, si y sólo si Fernando Manzanilla no se convierte en el candidato del PAN a Casa Puebla, se trata del empresario José Chedraui Budib.
Hombre cercano a Enrique Peña Nieto, Chedraui sabe que tendrá que enfrentar al fuego amigo del viejo PRI, que ve al joven empresario como advenedizo y quiere poner toda serie de obstáculos en su camino, sin entender que en política no sólo las “encuestas” y el supuesto apoyo popular es lo que cuenta.
La construcción de la candidatura está en marcha, así como también forzosamente vendrá la recomposición del priismo local, el cual no atraviesa por su mejor momento, pese a los resultados electorales obtenidos. Necesariamente vendrá una renovación que oxigenará al priismo local y que definirá el nuevo rumbo del expartidazo, el cual se quedó desarticulado luego de la derrota sufrida en 2010.
Chedraui es un hombre que no se va a pelear por llegar, tiene —como Luis Maldonado Venegas, titular de la SEP— un lugar privilegiado: el de amigo del próximo presidente de la República y desde esa posición para quienes no lo entiendan irá si y sólo si se lo piden, no tiene la menor necesidad de enfrascarse en aventuras que no le conciernen. Irá si y sólo si su amigo, el futuro presidente, lo considera necesario y sólo si dentro de esta gran negociación el actual secretario general de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, no es candidato del PAN a la presidencia municipal de Puebla.
Aunque nuevo en política, Chedraui no es tonto y sabe perfectamente que es imposible ganarle una elección al gobernador Moreno Valle, quien tiene el control de casi todos los factores en la entidad. José Chedraui no quiere robarle nada a nadie ni busca meterse entre los pies de los caballos, hoy está metido en las giras de agradecimiento al voto priista y a la espera de recibir luz verde; si no, tampoco se le va la vida en eso.
Que los priistas de rancio abolengo no se rasguen las vestiduras, menos empiecen con las campañas que sólo hacen evidente el miedo que le tienen a este empresario; Chedraui será candidato sólo si lo piden y eso implica muchas, pero muchas cosas.
De lo que uno se entera
Resulta a veces difícil de creer que la actual administración morenovallista odia o dice odiar todo lo que huela a Mario Marín Torres y cobije a varios hombres que le trabajaron al exgobernador del estado, considerado como el villano favorito de la historia moderna de Puebla.
Lo anterior viene a colación porque el actual subsecretario de la Secretaría General de Gobierno, Enrique Quiroz, trabajó para el exgobernador del estado y por cierto lo hizo de manera eficiente. Quiroz fue quien defendió al exmandatario ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación a instancias del entonces secretario particular del gobernador Marín, Guillermo Deloya Cobián, quien a su vez también ayudó a Quiroz para que la ayuda divina viniera en rescate de Marín y su administración.
El resto de los detalles de la historia me los reservaré, pero Quiroz obtuvo la exoneración de Marín ante la Suprema Corte por el caso de la periodista Lydia Cacho y también muy buenos pesos como recompensa a su labor jurídica. Sé la cantidad que cobró y fueron muchos pesos. Por cierto que de la ayuda divina que recibió, jamás se volvió a acordar y hoy le tiene bajo reserva su expediente, para cuando llegue el momento de cobrarle la factura.
No cabe duda que en esta vida todo se sabe y quién iba a decir que el abogado que ayudó a Mario Marín a ser exonerado de los cargos por haber cometido violaciones graves a los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho, terminaría convertido en el jurídico de la Secretaría General de Gobierno, dependencia clave para el morenovallismo. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
El caso Chedraui

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