La esperanza de que en la fiesta las realidades se hagan presentes nuevamente se materializa y el futuro ¡ya está aquí! De los nuestros de México se llama Juan Pablo Llaguno, torero de estirpe, tras en sus venas la sangre del campo bravo con el paisaje árido y rocoso de las tierras zacatecanas. 
A uno, el que le tocó en corrida de selección, de Manuel y Antonio Tornay, de los de sin picar, sí, pero en la plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
Esta peluda con cortada ante gran petición lleva a Juan Pablo a partir plaza en la de “Triunfadores” hoy jueves, en la misma plaza, compartiendo cartel con Juan Soliz “El Manriqueño” y Amor Rodríguez, y a este torero de gran estirpe ganadera de don José Julián y don Antonio lo enfrentan ahí en la muy torera Sevilla con toros de otra familia de gran abolengo taurino; novillos-toros, de los que aquí, no pasan pa’ corrida, rechazados por “exceso de trapío” de Juan Pedro Domecq y Parlade. Su corto rodaje en nuestras tierras y el mucho quehacer de campo en España, seguramente pondrán a este chaval en el camino correcto para hacerse torero de catego. 
Otra presentación de un chaval nuestro Fermín Espinosa, el joven, fresco y nuevo “Armillita”, bisnieto, nieto, hijo y sobrino de matadores de una muy querida familia de toreros se hizo avalar en la plaza de Valencia de su debut, con montados de castoreño, presentes en el callejón valenciano; su padre, el maestro Fermín Espinosa y el matador de gran abolengo Miguel del mismo apellido y sobrenombre de “Armillas”, “Fermincito” ha brindado éste su primer toro a padre y tío.   
La prensa española, sin llegar a elogios extremos, se expresa del chamaco en términos de que tiene la clase distintiva de la familia. Grandes personajes, de empresa, ganaderos; medio mundo del toro y los matadores Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la capea”, Dámaso y Cayetano Rivera, entre otros presentes también en el callejón y en el tendido alto “camuflajeado” como suele hacerlo, José Tomás pendiente, también de la expectativa que despertó el debut del tierno torero de Aguas. Si bien no hubo triunfo, las crónicas hablan de que “no decepcionó”. La espada le ha jugado mala pasada, unida al nerviosismo natural de trascendental momento, y ha pinchado a su primero, y por la colocación del acero se ha retardado la caída del segundo, por lo que todo ha quedado en una honrosa presentación sin llegar al triunfo.
Por lo pronto, es mandatario estar pendientes del caminar, andar por los ruedos y por supuesto en el campo de estos dos chavales que seguramente pronto van a enriquecer la nueva baraja de toreros, y más, si como se ha visto, traen en su toreo ese suave y lento cantar del buen son mexicano.
  
Así fue el arrimón que se pegó el chamaco Llaguno en la real maestranza