San Martín Texmelucan se convirtió en una bomba de tiempo. Los índices de delincuencia, consumo de drogas y suicidios han incrementado hasta 30 por ciento, según los propios habitantes de la zona, quienes viven bajo el techo de la impunidad y la corrupción.
Hace unos días un estudiante de preparatoria fue atacado violentamente por presuntos elementos de seguridad privada. La víctima prefirió guardar silencio y no presentar la denuncia ante las autoridades “competentes” pues, según su propio testimonio, la policía del municipio vive con más pena que gloria.
Analizando los espacios informativos locales, podemos detectar que parte importante de las noticias hacen referencia a robos a transeúntes, casa habitación, asesinatos bajo el efecto de las drogas y ningún tipo de acciones por parte del ayuntamiento en manos de la presidenta municipal interina, Jazmín Alonso Ramírez, quien asumió el cargo luego de que el alcalde con licencia Carlos Sánchez, hoy diputado federal, dejara su cargo para buscar la curul.
No hay que olvidar que, hace apenas unos meses, policías municipales de San Martín Texmelucan fueron detenidos por no contar con el registro del Sistema Nacional de Seguridad Pública y carecer de la Clave Única de Identificación Policial. La situación en la zona sigue en “focos rojos” y es la población la que padece por la falta de atención en el grave problema de inseguridad.
Dicen que si algún texmeluquense es víctima de la delincuencia en cualquiera de sus tipos es más fácil que guarde silencio a que llegue alguna patrulla a auxiliar luego de sucedidos los hechos. Así las cosas en San Martín, y la presidenta municipal interina haciendo pasteles en su casa.