Al Partido de la Revolución Democrática pareció haberse olvidado de uno de los suyos la víspera de la toma de posesión de Carlos Navarrete Ruiz como dirigente nacional luego de la elección de la que resultó ganador en el Pleno Ordinario del IX Consejo Nacional. 
En la página oficial de ese partido (prd.org.mx) fue publicado un comunicado de prensa que destaca presencias, pero también ausencias: 
Jesús Zambrano Grijalva, presidente nacional del PRD, y Carlos Navarrete Ruiz, aspirante a dirigir este instituto, sostuvieron un encuentro con gobernadores de izquierda; Miguel Angel Mancera, jefe de Gobierno del DF, y los gobernadores Angel Aguirre, de Guerrero; Gabino Cue, de Oaxaca; Arturo Núñez, de Tabasco; Graco Ramírez, de Morelos…
Aficionado contumaz a la exposición mediática sin complicaciones, ayer faltó en la foto la figura del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, que no deja pasar oportunidad para dejarse fotografiar al lado de figuras nacionales en cualquier foro. 
Producto de una alianza entre PAN y PRD en 2010, en la que participaron otros emblemas de la chiquillada partidaria, la falta de participación del poblano es en sí mismo una contradicción en el partido de Carlos Navarrete que resulta fácil de rastrear.
Es suficiente ir a la pestaña del sitio que dice “Así Gobierna el PRD” para darse cuenta que uno de sus productos electorales fue excluido o se auto excluyó. Ahí aparecen todos los mandatarios, incluido Moreno Valle, que ayer domingo andaba de gira por Cuetzalan para coronar a la reina del huipil, Dominga Xala.
Quien conoce el talante del gobernador de Puebla podrá advertir que entre una actividad en la Sierra Norte y presenciar el parto perredista de su nueva dirigencia la prioridad dicta la agenda.      
Algo debió suceder en el camino para que este fin de semana quedaran sobre el camino las huellas de los vacíos que una y otra figura pública dejó ver con toda intención para hacer constar de un eventual enfriamiento político de cara al proceso electoral de 2015. 
Cuidadoso de las formas, el mandatario de Puebla no fue capaz de postear una sola línea de felicitación a Navarrete, el dirigente de un partido que lo empujó como candidato en 2010 en una alianza sin precedente en la historia electoral reciente en el país.
Es cierto que el PRD como la figura en el que toda una generación de mexicanos creyó ver la salvación del país se perdió en el camino. No existe ni su esencia, ni génesis y menos la autoridad moral con la que llegó a la escena pública en la lejana década de los ochenta. 
Carece de figuras con la estatura política de Heberto Castillo, Ifigenia Martínez y pronto estará ausente Cuauhtémoc Cárdenas, el viejo caudillo a quien todo el mundo atribuye la más alta estima por la congruencia de su convicción. 
Pero tienen a René Bejarano (el de las ligas) y al edil de Iguala, José Luis Albarca Velázquez, prófugo tras la ejecución y desaparición de medio centenar de estudiantes normalistas; al propio gobernador que no atina a combatir la narcopolítica metida hasta en su partido.
El partido de Navarrete también tiene a Marcelo Ebrard, que arrastra la secuela escandalosa de la línea 12 del metro; y desde luego al mandatario de Puebla, metido hasta el fondo en el homicidio del niño José Luis Alberto Tehuatlie y para quien parece no haber justicia luego de casi tres meses de su muerte.
Moreno Valle dejó de ser un activo del PRD.