La imagen publicada en Facebook explica por si sola el cambio radical en el tablero de la política y el empresariado, ese mundillo al que sólo tienen cabida perfumados unos y estirados otros; con influencia y poder notables en el ámbito de la toma de decisiones.
El dirigente del Consejo de Organismos Empresariales (COE), Francisco Romero Serrano, flanqueado por Ana Teresa Aranda y Miguel Ángel Mantilla, dos símbolos del panismo ortodoxo que desde la oposición en tiempos del priato protagonizaron una batalla que parecía perdida… Hasta que fueron echados por nuevos correligionarios como Rafael Moreno Valle y una bufalada de neopanistas que hoy son gobierno.
“Trabajando por la democracia en Puebla” se puede leer escueto en el muro del líder de esa agrupación empresarial que ha terminado por llenar un hueco que dejó el vetusto Consejo Coordinador Empresarial y sus liderazgos, casi todos cooptados o intimidados por la ferocidad de un mandatario que no admite réplica; que castiga o premia.
Y es que el proceso de alternancia en Puebla, su inacabada aportación al enriquecimiento del clima de libertades ciudadanas, la persecución por la intolerancia a la disonancia y la diferencia y la obsesión por mantener por la fuerza del aparato estatal el control absoluto terminó por cambiar el mapa y la correlación de fuerzas en el territorio.
Esa perspectiva también se aprecia desde las cúpulas empresariales, protagonistas de la vida pública desde un espacio privilegiado, no solo como meros generadores de riqueza y empleo, sino de consensos y disensos con los grupos que detentan el poder político en turno.
Desde la oposición abierta o la negociación a solas, el CCE, Club de Empresarios, la Confederación de Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y otras agrupaciones terminaron por convertirse en franquicias de bostezo y lisonja para el grupo político que perdió brillo apenas evidencio su talante dictatorial.
Validar impopulares políticas públicasen Puebla o el silencio cómplice ante expedientes de oprobio como la muerte sin castigo del niño José Luis Alberto Tehuatle, en Chalchihuapan o del anciano Delfino Flores Melga, en el penal de San Miguel, convirtieron a estas agrupaciones empresariales en el peor remedo de lo que tanto habían criticado durante años: la CTM en tiempos prehistóricos de Fidel Velázquez, el senecto líder que dormitaba ante la impopularidad de los regímenes priistas.
El COE y Romero Serrano parecen haber leído con mejor precisión el curso de la historia. Los vasos comunicantes que mantiene con Partido Acción Nacional no han sido impedimento para mantener un diálogo permanente con otros actores de la vida pública.
Desde los partidos políticos, universidades sin ataduras ni posturas orgánicas respecto del gobierno y hasta con Fernando Manzanilla Prieto, el opositor que mejor conoce la forma de operar del grupo gobernante que encabeza su cuñado el gobernador, el COE decidió abrir el abanico de interlocutores como síntoma inequívoco del nuevo periodo que vive el territorio.
Mientras los empresarios complacientes hacen mutis, el capital acumulado por el COE y su dirigencia los convertirá en un activo vital en el proceso de sucesión de 2016.
Que nadie lo dude.
En el sótano…
1.- Javier López Zavala, excandidato del PRI, que busca otra vez la nominación a la minigubernatura en 2016 se promueve en otras pistas, dijeron fuentes priistas bien informadas.
2.- Según la versión el exdiputado federal tendría en la bolsa la delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social que aún encabeza Rodolfo Reyes Coria, cercano a José Chedraui, el dirigente priista que presume amistad con el presidente Enrique Peña Nieto.
3.- La semana pasada estaba pendiente un café con López Zavala, que se pospuso indefinidamente. Es una lástima porque esa, entre otras preguntas como la supuesta unidad priista que tanto pregona quienbuscan la candidatura, habría tenido respuesta.