Basta escribir en cualquier buscador “picoreta” para tener una aproximación al perfil de Alejandro Castro Sandoval o Pascual Sandoval Ortiz. Sembró el miedo en Veracruz y Tabasco y Chiapas.
Detenido por la Marina Armada de México en Querétaro recordé una conversación sobre el recurrente tema del narcotráfico, la extorsión y el secuestro. No hace mucho, menos de dos semanas, escuché sobre la existencia de un líder de la llamada “última letra”.
Me dijeron entonces que los servicios de inteligencia seguían de cerca sus pasos en Puebla, versión que el reportero escuchó un poco con desgano.La mitología sobre la delincuencia organizada y su influencia en todos los estratos obligan a guardar distancia.
Desde la perspectiva periodística la ausencia de datos duros para cimentar versiones, y la abundancia de suposiciones son terreno infértil para documentar trayectorias y derroteros de los varones de las mafias mexicanas.
Dejé correr la versión sin abundar mucho en la personalidad escondida detrás de la “picoreta”, hasta ayer.
Ya entrada la tarde pude saber de la aprehensión de uno de los 122 objetivos “prioritarios del Gobierno de la República”, dijo Renato Sales Heredia, Comisionado Nacional de Seguridad Pública.
Entendí que la versión compartida al reportero hace 15 días en la zona de Angelópolis no solo tenía un rasgo notable de verdad, sino que el sujeto olfateado de cerca por la corporación que lo aprehendió, en efecto, se había escondido en el territorio poblano.
La versión del Comisionado Nacional de Seguridad no deja mucho espacio a preguntas ociosas: Oaxaca, Puebla y Tlaxcala también habían sido esferas de influencia de este personaje a quien se le atribuye el crecimiento de la ola criminal en Veracruz.
La búsqueda de este sujeto que terminó con su detención en Querétaro coincide con la actualización del reporte que ofrece la organización no gubernamental Semáforo Rojo.
Da cuenta del incremento de tres delitos que habían sido parte de la especialidad delictiva del sujeto de marras. Secuestro, extorsión y homicidio sufrieron un incremento al mes de octubre.
La seguridad ciudadana es aún tan frágil como en el periodo sexenal de Felipe Calderón Hinojosa. El ex presidente que convirtió en tema central del discurso oficial la existencia de la delincuencia organizada y el combate frontal también contribuyó al crecimiento de la percepción del miedo.
La detención del personaje no hace sino recordarnos esa orfandad perpetua. Los grandes criminales operan o se esconden en estados del país que parecen ajenos a la actividad criminal que llena las planas y blogs sobre muerte, ejecuciones y narcos.
La “picoreta” ya está a disposición del Ministerio Público Federal pero según la radiografía criminal, después de su alta jerarquía se encuentran al menos cuatro personajes: “El Portafolio”, “El Pájaro”, “El Chilero” y “El Mara”.
El narco que pasó por Puebla
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